Matrícula de deshonor

La punta del iceberg

Lo repetiré hasta la saciedad: para mí no ha sido ejemplar la sentencia de los ERE, no termina con esta panda generacional de corruptos

Publicado: 25/11/2019 ·
13:45
· Actualizado: 25/11/2019 · 13:45
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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Lo repetiré hasta la saciedad: para mí no ha sido ejemplar la sentencia de los ERE, no termina con esta panda generacional de corruptos que se han lucrado a costa del dinero público y que han convertido esta tierra en un fortín particular para fraudulentos negocios creando simbiosis económicas para beneficio de unos pocos y con el sudor y las lagrimas de los más desfavorecidos. Un régimen de estructura clientelar sin control que garantizaba voluntades y lealtades en un entramado que, particularmente, sólo es la punta de un enorme iceberg con el que muchos deberían de atragantarse. Los ERE cierran una etapa vergonzosa de nuestra Andalucía: expedientes de regulación de empleo fraudulentos, en la que se han procesado a 507 personas y 21 con altos cargos bajo los preceptos de José Antonio Griñán y Manuel Chaves. Delitos de malversación y prevaricación de caudales públicos continuados que marcaron y han marcado una deshonrosa etapa en la política española. Hablamos de modelos de referencias de un país podrido anclado en sus devaneos de economía alfabética.

Particularmente, no me sirve el que exista una sentencia, para mí ridícula y nada comparable con el daño ocasionado a la sociedad. De lo único que me alegro es de que dichos hechos se hayan probado, que la sociedad tenga constancia de todos y cada uno de los sinvergüenzas que han utilizado su estatus para engordar sus arcas y la de sus amigotes de rayas. Ejemplar sería cumplir con una sentencia firme de inhabilitación absoluta y permanente, exigencia contundente de la devolución de todo lo sustraído o mal usado en beneficio particulares y, por supuesto, cubrir de barrotes a todos aquellos que han ensuciado y vilipendiado el sistema político, llevándolo a la más absoluta miseria.

España sigue siendo uno de los países más corruptos de Europa, en el que el sistema judicial y político debería comenzar a marcar las pautas de conductas para arrancar esta piel degenerativa que nos cubre y que la sociedad rechaza, desconfía e incluso, maldice. Una sociedad dividida y “cabreada”, empobrecida tanto económicamente como en valores, y a merced de charlatanes y vendedores de ilusiones con propósitos deshonestos que prostituyen tanto su dignidad como la de sus votantes. La política, o mejor dicho, el político, es una de las profesiones más desgastada y con peor imagen en esta controvertida etapa de democracia, en la que nos costará retomar la confianza que muchos avariciosos e irresponsables dejaron perdida en los retretes.

 

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