En el día en el que se da a conocer la sentencia sobre el caso ERE conviene subrayar algunos aspectos del mismo que no se deben desdeñar en este desgraciado asunto que estigmatiza la vida política andaluza. Y es que a lo largo de la intensa investigación policial desarrollada, bajo una instrucción judicial más que singular y, finalmente, la prolija vista oral, se puede concluir, a falta sólo de lo que indique la resolución del tribunal, que aquí no ha habido financiación irregular del PSOE ni, tampoco, enriquecimiento personal de los principales dirigentes políticos encausados, aunque sí, en cambio, otros protagonistas secundarios. Se trata de factores de especial significado, máxime si se tienen en cuenta otros escándalos más sonados como el de la Gürtel que acabó con la condena por corrupción del mismo PP.
Subrayar esto ahora, cuando se espera, precisamente, un fallo muy duro por parte del Tribunal, en realidad, puede que no sirva de nada. Aún así, viene a destacar la dimensión y el verdadero alcance de esta tropelía, que no era cuestión de tres chorizos, como inicialmente relativizaban los socialistas, aunque sí un auténtico despropósito de mala gestión administrativa y falta del correspondiente control político. Pero, de ningún modo, que sepa hasta ahora, estamos ante todo un montaje criminal para llenarse los bolsillos algunos políticos y concurrir a las elecciones con más recursos y ventajas que sus competidores, tal y como ocurrió con los populares, todo ello, desde luego, sin restar, por supuesto, ni un ápice de la gravedad de esta causa que nos ocupa.
Es de imaginar la reacción del PP. Llevan mucho tiempo esperando este momento para tratar de aniquilar al contrario. Es lo suyo. Peor se entiende, sin embargo, que al pelotón de fusilamiento se sumen algunos que dicen ser “sanchistas” para tratar de sacar provecho a esta dificilísima coyuntura a la que se enfrenta el PSOE andaluz. Insolidarios con los suyos a más no poder, se frotan las manos y, lejos de cerrar filas, pretenden sacar provecho para, por fin, tratar de desbancar a Susana Díaz como si ella hubiera estado involucrada y, además, no se hubieran ventilado a tiempo las responsabilidades políticas correspondientes. Aquí estará lo más feo del espectáculo que viene . La política tiene estas miserias.
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