El joven de 22 años detenido como autor confeso de haber matado a su padre de 56 años, tras supuestamente asestarle 25 puñaladas y provocarle una herida enciso-contusa en el pecho a la altura del corazón en la calle Alcor de Almería, se habría "obcecado" tras mantener una fuerte discusión con él la noche de los hechos tras haber soportado "años de malos trato", tanto él como su madre.
Fuentes de la investigación han indicado a Europa Press que los supuestos maltratos sufridos por el joven, que aún vivía con su padre, y la madre, con la que ya no convivía. En este sentido, el detenido tampoco aprobaba una relación que su progenitor había iniciado recientemente, lo que habría desencadenado la discusión.
El joven confesó el crimen en dependencias policiales tras encontrarse ropa en su vivienda con restos de sangre de la víctima. El arrestado, que ingresó en prisión por orden del Juzgado de Instrucción número 3 de Almería cuatro días después del crimen que se produjo el 12 de octubre, se reveló como uno de los principales sospechosos después de que los agentes lograran situarlo en la escena la noche de los hechos, algo que "en una primera declaración policial negó a los agentes".
Así, tras un registro "exhaustivo" en la vivienda del presunto parricida, la Policía Nacional halló varias prendas de ropa con restos de sangre de su padre muerto. En este sentido, y durante una segunda declaración en la Comisaría Provincial, el joven "de manera espontánea" confesó "el crimen y su autoría".
El caso, que hasta hace unos días se ha mantenido bajo secreto sumarial, mantiene la investigación hacia el joven por un delito de homicidio y otro contra la salud pública, ya que en la vivienda también se hallaron cerca de una decena de plantas de marihuana.
Según ha indicado la Comisaría en una nota, una llamada a los servicios de emergencias alertó a la Policía Nacional. Los agentes descubrieron el cadáver del varón en el interior de su vivienda, en posición decúbito prono en el suelo del salón, y sobre un gran charco de sangre. Cerca del finado, los investigadores hallaron un cuchillo de cocina de grandes dimensiones manchado de sangre.
Aunque en un primer momento se observó la posibilidad de que fuere un suicidio dado que el cuerpo del finado no presentaba signos de defensa y la puerta no tenía signos de haber sido violentada, entre otros aspectos, la autopsia concluyó que el cuerpo presentaba heridas de muerte.
En concreto, el fallecido tenía una herida inciso cortante en el pecho a la altura del corazón, y otra de menor entidad en la zona del cuello, además de otras 25 puñaladas producidas por un arma blanca, alguna de las cuales impactó en órganos vitales. Las punzadas que presentaba en el cuello y en la espalda apenas le permitió moverse unos pasos por la casa, ubicada al norte del barrio de Los Ángeles.
El cadáver del hombre fue encontrado poco antes de las 9,50 horas del día 13 por la pareja del fallecido, quien alertó a los servicios de emergencias. Según los testigos, el hombre había vuelto solo a su casa la noche anterior tras haber salido.
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