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Cádiz

Cruz Verde: de la caballa al caballo

Vecinos y comerciantes de los alrededores de esta plaza denuncian trapicheo de drogas en esta zona de Cádiz

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  • Uno de los 'puestos' ambulantes en la plaza de la Cruz Verde.
  • Los supuestos traficantes han okupado una vivienda en la calle San Vicente
  • Lamentan que la zona se vea tan desfavorecida de cara al turismo, ya que es lugar de paso

La mar siempre fue sangre para el barrio de la Viña. El salitre en la piel curtida por el sol, la caña asomando al balcón y una caballa que llevarse a la boca. Ver a los pescadores en las calles pregonando sus mercancías fue estampa típica durante muchísimos años. Sin embargo, los tiempos van cambiando y los vendedores del barrio han pasado de los pregones a los silenciosos gritos del trapicheo. 

En el callejón se escuchan a veces peleas entre ellos a gritos, incluso hablan abiertamente de lo que están vendiendo o de dónde van a ir a meterse”

Los vecinos de los alrededores de la plaza de la Cruz Verde, —como sigue siendo conocida por los gaditanos a pesar de su cambio de nomenclatura por plaza de Antonio Martín— ya no encuentran vendedores de caballa precisamente bajo sus casas. Muestran gran preocupación ante la situación en la que se encuentra la zona, asegurando que la venta de droga ha aumentado desde que falleciera el pasado mes de octubre ‘La Lolita’, la histórica traficante del Cerro del Moro. Señalan que “gran parte de los compradores que antes conseguían allí el ‘rebujito’ ahora vienen a pillarlo aquí”. “Parece un retroceso a los años 80 y principios de los 90”, añaden.

La estampa en la plaza se repite cada día. Las mantas en el suelo con miles de cachivaches rescatados de la basura. Se supone que venden libros viejos, móviles antiguos o películas en DVD. Pero todos saben que lo que realmente está a la venta no se encuentra sobre las mantas. “A mí que se pongan a vender los trastos me da igual, porque a los turistas hasta les hace gracia, pero después es que mueven lo que mueven”. Quienes regentan los negocios del entorno indican que “estamos hartos de llamar a la policía, pero la situación no cambia”. Algunos incluso han llegado a presentar denuncias por robos en sus establecimientos. “Los que venden intentan no meterse en problemas, pero a los que vienen a comprar no les importa montar lío”, comentan. También han denunciado robos en las zonas comunes de alguna vivienda. “Intentan llevarse cualquier cosa para venderla, conseguir dinero rápido y poder comprar droga”.

Cabe señalar que según el Mapa de la Vivienda Deshabilitada de la ciudad, presentado por el Ayuntamiento de Cádiz en septiembre de 2017, la zona de los Callejones es la que cuenta con más viviendas vacías, con un 23,47%. Estos traficantes han okupado una de las casas vacías en la calle San Vicente número 1, con acceso por la calle Cruz. Se trata de una finca que ya estuvo okupada por estas mismas personas en 2017 y que en diciembre de ese año sufrió un incendio, según apuntan los vecinos, provocado por enemigos de estos pequeños traficantes.

Otro de los problemas que ocasiona este tema es la “mala imagen que da para los turistas” ya que son muchos los visitantes que pasan diariamente por la plaza de la Cruz Verde y los Callejones, siendo el itinerario que une el puerto con el mercado y este con la playa de la Caleta. “Los Callejones presentan un estado de dejadez y suciedad. No sólo por estos vendedores ambulantes, sino también porque no se limpia lo suficiente”, critican. Además, las viviendas turísticas están empezando a proliferar en la zona. En la calle Cruz actualmente se encuentran tres fincas a punto de concluir los trabajos de rehabilitación en ellas, de las cuales sólo una pertenece a Procasa. Esta última, situada en el número 11, será destinada a alquiler social. Las otras dos pertenecen a inversores privados y, por el momento, todo apunta a que estén destinadas a fines turísticos.

El movimiento de menudeo es constante, a cualquier hora del día o de la noche. “En el callejón se escuchan a veces peleas entre ellos a gritos, incluso hablan abiertamente de lo que están vendiendo o de dónde van a ir a meterse”, nos cuenta una vecina que prefiere no dar su nombre por miedo a posibles represalias.

Tanto los habitantes como los trabajadores de la zona reconocen haber visto a quienes traen la droga en coche para que estos pequeños traficantes la muevan por el barrio. “La policía viene y saben quiénes son, pero no pueden hacer nada si no los pillan con las manos en la masa. Por ello deberían reforzar la vigilancia, al menos para frenar que vaya a más”. Y aunque el foco esté en quienes menudean, no cabe duda que en este entramado no son más que meras marionetas, incluso víctimas, de quienes realmente manejan los hilos de la droga en la ciudad.  

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