Educar para el futuro

Reinterpretaciones buenistas

Don Juan no respeta a nada ni a nadie y aunque dice respetar al Honor, se refiere al suyo no al de los demás

Publicado: 31/10/2019 ·
10:34
· Actualizado: 31/10/2019 · 10:36
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Es tradicional que coincidiendo con el Día de los Difuntos todos los años en el mes de noviembre se represente en los teatros españoles Don Juan Tenorio, la obra teatral más popular de José Zorrilla.

Su protagonista Don Juan aparece como un arquetipo de caballero español del siglo XVI apuesto y cortesano, pero es un hombre que además es chulo y peleón, que tanto se enfrenta a la muerte como se dedica a embaucar mujeres enamorándolas con pasión y sin miramiento, encubriendo sus fechorías con refinada elegancia y siendo tan bravucón que osa desafiar a Dios y a los muertos.

Don Juan no respeta a nada ni a nadie y aunque dice respetar al Honor, se refiere al suyo no al de los demás.

En resumen, es un personaje de ficción que evidentemente podría etiquetarse de machista, como el de James Bond y otros tantos que llenan la literatura y las películas, sin que nadie tenga porque sentirse identificado con ellos.

Pero claro, la moralina moderna del pseudofeminismo y el falso progresismo, junto a la censura derivada de lo políticamente correcto no pueden tolerar que un personaje como el Don Juan Tenorio de Zorrilla campe impunemente por los teatros o al menos no pueden permitir que lo haga sin que antes se le lave convenientemente la cara.

Así ha nacido la obra de teatro “Don Juan Tenorio, la sombra de Inés ensangrentada”, en la cual un  nuevo Don Juan 2.0 conciencia a las mujeres (y también a nosotros) de lo mal que pueden portarse con ellas los hombres. No puedo criticar al autor de una obra teatral por adaptarla dándole otra perspectiva.

Pero no me parece bien que el autor de la nueva versión de Don Juan presuma de haber tomado párrafos enteros de la obra de Zorrilla dándoles un sentido totalmente diferente en boca de sus nuevos personajes, para que quienes se reconozcan en sus comportamientos aprendan a no tolerarlos en el caso de las mujeres y que no son tolerables en el de los hombres.

Hacer pedagogía mediante el teatro me parece una buena idea, pero no existe nada que justifique destruir el valor argumental de una obra de renombre universal como Don Juan Tenorio, menos aun cuando ya transmite al público el mensaje que Zorrilla quiso darle, el cual desde luego nadie tiene derecho a manipular ni siquiera con el pretexto de que su protagonista sea machista y mujeriego.

Por desgracia hoy día este tipo de actuaciones no son raras, como demuestra la moda de hacer remakes “más correctos” de determinadas novelas, obras de teatro y películas de todo tipo, con las peregrinas excusas de que en sus versiones originales tal personaje es machista o racista y tal situación no es suficientemente inclusiva. Lo peor de todo es que haya quienes si pudieran sustituirían las obras originales por las nuevas. Una barbaridad.

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