La Taberna de los Sabios

Derrotaremos a la barbarie independentista

La democracia derrotará a la barbarie independentista que nos destroza y cangrena.

Publicado: 29/10/2019 ·
20:51
· Actualizado: 29/10/2019 · 20:51
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Autor

Manuel Pimentel

El autor del blog, Manuel Pimentel, es editor y escritor. Ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales

La Taberna de los Sabios

En tiempos de vértigo, los sabios de la taberna apuran su copa porque saben que pese a todo, merece la pena vivir

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Se trataba de la revolución de las sonrisas, del sentido común, del seny. Eran los buenos, luchaban por la libertad. Un estado opresor, fascistoide, totalitario y liberticida, llamado España, oprimía al noble pueblo catalán, y ellos, paladines de la justicia, estaban prestos a romper las ataduras del opresor. O, al menos, así lo han contado sin pudor ni rubor alguno. Se lo creen, o dicen creérselo, y sobre esa idea han construido el relato independentista. Un disparate democrático, jurídico, histórico y político pero que, a base de inculcarlo durante décadas, ha calado en parte de la sociedad catalana, sin que apenas nadie alzara la voz contra semejanza atropello de la verdad y del mínimo rigor. Durante años, por ejemplo, en los colegios, se ha enseñado a odiar a España y ahora recogemos los frutos de la ponzoña sembrada. Le preguntaron a Vargas Llosa, parafraseando su “Conversaciones en la catedral” que cuándo se jodió Cataluña y respondió que cuando se traspasaron las competencias en educación, esas que crean brigadas lingüísticas en los recreos para detectar a los alumnos que hablen español en el patio, una muestra más del totalitarismo infame de los poderes independentistas. Una pena, un disparate que no podemos tolerar ni consentir. Hay que respetar a todas las lenguas, por supuesto, pero que cada uno hable la que desee, sin que a nadie se le persiga ni castigue por ello. Otro evidente ataque a la libertad lo constituyen las multas a los que rotulan en español, lo que machaca la libertad de expresión más elemental. Brigadas de pureza lingüística, al modo de los custodios de la moral de los ayatolás, espían a los tenderos que osan utilizar el español para demandarlo a continuación. En toda Europa se puede rotular en la lengua en la que se desee, menos en Cataluña, donde impera el totalitarismo lingüístico.

No siempre fue así. A principios de los ochenta, el sentimiento independentista en Cataluña era nulo. De hecho, fue en su territorio donde la actual constitución obtuvo un mayor apoyo. El independentismo, por tanto, se ha cebado durante todos estos años, ante la inacción y abandono de la mayoría de los españoles que deseamos seguir juntos, con respeto, eso sí, a cada una de sus partes. Por eso, al igual que el independentismo ha evolucionado, podría retroceder. Y ese cambio no se conseguirá cediendo ante las pretensiones independentistas, sino, al contrario, rebatiéndolas y actuando con respeto al derecho a decidir democrático y constitucional de la mayoría de los españoles.

El relato independentista es falso y debemos combatirlo con la verdad y el rigor. Bien sabía Goebbels que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Y a ello se han aplicado, erre que erre, sin percatarse de su transmutación monstruosa. De la sonrisa, al grito amenazante, al adoquín y al fuego; de los cánticos, a las amenazas y agresiones. La presidenta de la ANC ya justifica la violencia que, por otra parte, llevaban tiempo alentando. El independentismo catalán es hoy la antítesis de lo que proclaman. Vociferan, manipulan, maltratan, presionan y amenazan a quien no piense como ellos. Si se miraran en el espejo de la realidad se encontrarían con el monstruo en el que se han convertido, monstruo que castiga al conjunto de los catalanes y terminará volviéndose contra aquellos que lo engordaron.

Nada que ceder ni nada que dialogar con quienes utilizan la violencia, se saltan las leyes,amenazan y atemorizan. La democracia derrotará a la barbarie independentista que nos destroza y cangrena.

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