La dureza del suelo se volvió colchón. Frío en la oscuridad de las noches y hambre de ocupación. Cuando la calle se vuelve tu casa es difícil volver a dormir bajo techo. En Cádiz, según el último censo de personas sin hogar elaborado en noviembre de 2017, son casi un centenar quienes duermen al raso. Es posible que en estos dos años la cifra haya aumentado. “Cuando murieron mis padres, yo con 18 años y mi hermana con 13, me vine completamente abajo. Estuve un tiempo trabajando, pero era complicado. Un poco más adelante, cuando mi hermana se casó, yo me vi en la calle. He estado así 15 años, y mi hermano 25”. Nos lo cuenta Juan Luis Odero, uno de los voluntarios de Iguales en Acción, una asociación cuya misión es la integración social a través del empoderamiento del colectivo de sintechos para el acceso a la vivienda y al empleo protegido, a través del acompañamiento socio educativo y actividades de la economía solidaria.
Es lastimoso que las personas tengan que estar en esta situación de dependencia, por eso trabajamos para romper ese vínculo”Juan Luis reconoce que desde que conoció a Menchu Romero, presidenta de la entidad, ha prosperado mucho. “Ella me ofreció vivir en una casa, donde he estado un tiempo, e Iguales en Acción me han apoyado muchísimo y ahora también estoy con Cruz Roja, que me han ayudado a cambiar de casa. Mi vida es esa, y todo esto es un subidón enorme”, nos cuenta. Odero es la primera persona de este colectivo que ha conseguido empleo dentro del sector de los alquileres de viviendas turísticas, gracias a un convenio que plantea “acciones de innovación social” para promover un turismo “sostenible y responsable” en los alojamientos turísticos de Cádiz.
Ayer fue el primer día que Juan Luis, como voluntario de la asociación, acompañó a los mayores de la Residencia y Unidad de Estancia Diurna Fragela a dar un paseo por el mercado. Esta es una de las actividades que realizan cada jueves los Agentes Verdes Comunitarios. Se trata de un modelo de trabajador social creado por Iguales en Acción. Actualmente la asociación tiene a tres personas contratadas a media jornada en categoría de Agentes. “Nuestros objetivos principales son la vivienda y el empleo, porque sin una de estas dos cosas difícilmente puede darse la otra”, nos dice Diego Rodríguez, coordinador de los trabajadores de la entidad. Por ello trabajan el acceso a la vivienda de estas personas desde la metodología del Hosuing first (primero vivienda) siendo clave el acompañamiento socio-educativo individualizado, más un nuevo concepto de Vivienda Verde o Green Housing Firts que ya están desarrollando. Y de otro lado intentan crear “un proyecto de emprendimiento grupal, basado en la economía social y circular en nuestro territorio, creando un nuevo yacimiento de empleo desde los Agentes Verdes Comunitarios, cuyo fin es, el poder emplear al máximo número posibles de personas en situación de exclusión severa”.
Entre las actividades que realizan estos agentes, también está la ayuda a otras personas sin hogar y personas con movilidad reducida, la colaboración interna de los trabajadores para arreglar las viviendas sociales que consiguen o talleres relacionados con el reciclaje. “En el futuro nos gustaría convertirnos en una empresa de economía social y dedicarnos más al tema del reciclado. Ahora nos encontramos estudiando un proyecto en relación a esto”, apunta Rodríguez.
Antonio Ortega, otro de los agentes, fue uno de los fundadores de Iguales junto a Menchu Romero. Él trabajó durante mucho tiempo de su vida en el pescado, “pero en este sector nunca se ha hecho convenio y se ha venido abajo”. Luego se buscó la vida descargando camiones, estuvo 26 años viviendo en Sevilla trabajando para Mercasevilla, “pero llegó un momento en el que era difícil tener trabajo dos días seguidos y me vine de allí”. A sus 58 años, tras haberse visto incluso viviendo en la calle en alguna época de su vida, Ortega actualmente está totalmente inmerso en el trabajo social de Iguales, incluso es voluntario en Caritas. “Es lastimoso que las personas tengan que estar en esta situación de dependencia, por eso trabajamos para romper ese vínculo de tener que depender de las ayudas constantemente”.
Francisco Maldonado, Paco, también ha conseguido salir de la calle después de casi 20 años, los primeros con períodos intermitentes y los últimos íntegramente. “Cuando murió mi madre yo me quedé en la calle”. Eso ocurrió hace unos tres años, y además de a su madre también perdió la casa de protección social de esta, y a su perra, que llevaba 18 años con él. Hace aproximadamente cinco meses comenzó con Iguales en Acción y asegura que está muy contento al disponer de una vivienda y un empleo. “Ahora puedo ir más o menos defendiéndome. Aquí estamos dándole sus vueltecitas a los abuelillos y vamos tirando como podemos”. “Ya lo tengo todo, y por lo menos no estoy dando vueltas por ahí sin tener dónde ir. La verdad es que yo seguiría siempre aquí”. Desde la asociación siguen trabajando, a la espera de recibir un local desde donde poder desarrollar sus funciones y de la ayuda de las administraciones necesaria para que el proyecto siga caminando y ofreciendo a estas personas un hogar y un empleo. En definitiva, un futuro con muchas más ventanas que su pasado.
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