Primero fueron las calles de Los Bermejales y Heliópolis, después el carril bici y las zonas verdes -como el parque del Guadaíra- de estos barrios, y ahora también el puerto. El presidente de la Autoridad Portuaria, Rafael Carmona, ha denunciado que coches que ya no caben en el insuficiente aparcamiento del centro comercial Lagoh invaden calzadas del recinto portuario y, lo que es más peligroso, áreas destinadas a la circulación de trenes. Lo que está ocurriendo por el efecto llamada de Lagoh ya lo temieron y anunciaron en sus alegaciones al proyecto, que en vez de construirse en otro sitio menos congestionado se ha ubicado en uno de los más saturados de la ciudad, los vecinos, los ecologistas, la Autoridad Portuaria y empresas radicadas en el puerto.
Sin embargo, los técnicos de Urbanismo, profesionales a los que se supone más cualificados que todos los alegantes juntos, rechazaron las proféticas alegaciones y autorizaron Lagoh casi en la vertical del punto negro que es el puente del Centenario. ¿Y aquí no dimite nadie ni se destituye a nadie por tan grave error urbanístico? ¿No saldría más barato a Sevilla que los verdes, vecinos y empresarios supervisaran los grandes proyectos antes que los técnicos de la Gerencia? ¿No investigará la oposición? No ocurrirá nada y quienes pagarán los fallos de Urbanismo no serán Muñoz ni su equipo sino quienes viven y trabajan en el entorno de Palmas Altas.
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