No han pasado 24 horas de la sentencia y de los mas graves incidentes, en especial en el aeropuerto Josep Tarradellas en el Prat, y el presidente de la Generalitat ya ha pontificado sobre lo que nos espera. El que esté confuso, que lo oiga o lo lea con claridad: “Lo volveremos a hacer. No desfalleceremos con el derecho a decidir”. Ante la tumba del fusilado presidente de la Generalitat, Lluís Companys, ha querido ligar la situación actual con la del fusilamiento de Companys hace ahora 79 años exigiendo "una declaración de Estado que reconozca el crimen de Estado que cometió" contra el expresidente de la Generalitat Lluís Companys: "Hoy quiero exigir una vez más al Gobierno que haga justicia con los crímenes del franquismo”. Una exigencia curiosamente hecha unos días antes de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. El Congreso de los Diputados, en septiembre de 2017, ya declaró la nulidad de su sentencia de muerte, dictada por el Gobierno de Franco en un juicio sumarísimo y sin garantías tras su detención en Francia por la policía militar alemana y su deportación a España en 1940. Tratar siquiera de aproximar el sistema democrático español al régimen que gobernaba España hace 80 años es un dislate.
“Lo volveremos a hacer”. Ésa es la cuestión. Mientras que el independentismo catalán siga en sus trece de no reconducir sus posiciones hacia un diálogo dentro del marco de la Constitución y el Estatuto catalán no habrá puntos de encuentro posibles. Ningún gobierno español puede saltarse ese marco.
Oscar Wilde escribió una obra llamada “La Decadencia de la Mentira “ pero lo que se ve en Cataluña es la decadencia de la verdad. La tergiversación está a la orden del día. El tribunal supremo ha dejado claro que no ha habido ninguna persecución ideológica y que no le tocan a los tribunales hallar soluciones políticas a los conflictos de esa naturaleza sino hacer justicia ante los hechos delictivos y aplicarles el vigente código penal.
El presidente Torra, que anima a la desobediencia civil, no quiere seguir ni de lejos el camino que indica el padre de esta teoría, el americano autor de Walden o la vida en el bosque, Henry Thoreau: “Con un gobierno que encarcela injustamente a alguien, el verdadero lugar para un hombre justo también es la cárcel”. Ni de lejos.
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