Editorial Sevilla

Vivir de la política

Alcaldes de municipios sevillanos con escasa población y renta per cápita cobran sueldos muy por encima de su nivel de exigencia

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Antiguamente ser alcalde del municipio de nacimiento o de residencia era un honor que no necesitaba ser recompensado económicamente al ser considerado como un servicio a la comunidad. Sin embargo, desde hace tiempo ser alcalde se ha convertido en un “modus vivendi”, en un oficio generosamente autorremunerado (los propios beneficiarios del cargo, con la ayuda de sus concejales, se fijan sus emolumentos), independientemente de la cualificación profesional en la vida privada, si es que siquiera se ha desarrollado un trabajo al margen de la política, y del nivel de renta y de población de los municipios que los regidores gobiernan.

El cruce del padrón de habitantes con los sueldos de 65 alcaldes sevillanos difundidos por el Ministerio de Política Territorial refleja el cobro de sueldos muy por encima del peso demográfico y de la riqueza existente en bastantes municipios de la provincia, hasta el punto de que los regidores de los pueblos menos importantes son los que más cuestan a sus vecinos. Los casos de la alcaldesa de Lora de Estepa, que sin ni siquiera dedicación exclusiva cobra casi 25.000 euros en un pueblo de 860 habitantes, y el de Algámitas, con una retribución de casi 33.000 en otro con 1.248 residentes, son paradigmáticos de la situación creada. Si antes los alcaldes estaban al servicio de sus pueblos ahora son los pueblos los que están al servicio de sus alcaldes.

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