Un segundo agente de la inteligencia de EEUU quiere ofrecer al Congreso información de primera mano sobre las presiones del presidente estadounidense, Donald Trump, a Ucrania, lo que podría reforzar la investigación de los demócratas para abrir un juicio político contra el mandatario.
Marz Zaid, el abogado que representa al primer informante, anunció en Twitter que su firma está asesorando a un segundo agente de la inteligencia de Estados Unidos, aunque no reveló su identidad ni para qué agencia trabaja.
"Puedo confirmar las informaciones de prensa sobre que un segundo informante está siendo representado por nuestro equipo legal. También ha hecho una divulgación (de información), que está protegida por la ley y no se pueden tomar represalias contra él. Este informante tiene conocimiento directo", subrayó el letrado.
La cadena ABC, la primera en informar de la noticia, detalló que el denunciante todavía no se ha puesto en contacto con los comités del Congreso que lideran la investigación sobre el juicio político.
El segundo informante no ha redactado una queja, como sí hizo el primero, y se ha limitado a conversar con el inspector general de la Inteligencia, una figura independiente de las influencias del Ejecutivo que se dedica a velar por el buen funcionamiento de la CIA y otras agencias, como la DIA, dedicada al espionaje militar.
La queja del primer agente hizo que los demócratas anunciaran el 24 de septiembre el inicio de una investigación para determinar si el presidente abusó de su poder al presionar a Ucrania para que interfiriera en las elecciones de 2020 y si, por tanto, debe ser sometido a un juicio político.
En el centro de la polémica se encuentra una llamada telefónica que se produjo el 25 de julio, en la que Trump pidió a su homólogo ucraniano, Vladímir Zelenski, que investigara por corrupción en Ucrania al exvicepresidente Joe Biden y a uno de sus hijos, Hunter, que asesoró a una empresa de gas ucraniana.
El objetivo de Trump, que busca la reelección, era supuestamente perjudicar a Biden, favorito en las encuestas para ser el candidato demócrata en los comicios presidenciales de 2020.
Sin embargo, ese segundo informante podría no ser el último. En Twitter, el letrado Andrew Bakaj, que también representa al primer agente, indicó que su despacho de abogados está representando a "múltiples informantes" y no especificó si eso significa que habrá más denuncias.
Tanto Zaid como Bakaj trabajan para el grupo legal "Rosa de los vientos", que se especializa en la defensa de los llamados "whistleblowers" o informantes, es decir, quienes tienen conocimiento de infracciones en su lugar de trabajo y deciden denunciarlas.
Desde que estalló el escándalo, Trump ha intentado cuestionar la credibilidad del primer denunciante, supuestamente un agente de la CIA. El mandatario ha afirmado que ese individuo confió en "información de segunda mano", ya que su queja fue elaborada a partir del testimonio de media docena de funcionarios del Gobierno.
"El primer denunciante con información de segunda mano entendió mi conversación telefónica casi completamente de manera equivocada, así que ahora le ponen en el banquillo y otro informante llega desde el estado profundo, también con información de segunda mano", se quejó Trump el sábado por la noche, en alusión aparentemente a un artículo del diario "The New York Times".
El viernes, el rotativo neoyorquino ya había adelantado que un segundo agente se estaba planteando ofrecer al Congreso información dañina sobre el mandatario.
En su mensaje, Trump se refirió al "estado profundo", un término que usa para avanzar una polémica teoría conspiratoria según la cual un grupo de burócratas intenta perjudicarle y evitar que gobierne.
Además, el dirigente presumió hoy de seguir manteniendo un nivel alto de aprobación entre los republicanos, aunque, según las encuestas, el respaldo de los estadounidenses a un juicio político ha crecido varios puntos en las últimas dos semanas, especialmente entre los votantes demócratas e independientes.
Hasta ahora, los republicanos del Congreso han sido muy cautos porque temen que hacer frente a Trump se traduzca en el rechazo total de la base del partido, siempre fiel al presidente.
No obstante, este fin de semana, los senadores republicanos Mitt Romney, Ben Sasse y Susan Collins dieron un paso adelante para expresar su preocupación por la actitud del mandatario.
Los demócratas necesitan el respaldo de los republicanos en el Senado para poder destituir al presidente, algo que nunca antes ha ocurrido en la historia de EEUU.
Solos tres presidentes han afrontado hasta ahora procesos de destitución: Andrew Johnson (1865-1869) y Bill Clinton (1993-2001), quienes fueron absueltos, y Richard Nixon (1964-1974), quien dimitió antes de que se produjera su juicio político.
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