García Márquez, en su genial novela, nos conmovió con un entrañable coronel que luchaba por conseguir una pensión a la que tenía derecho por haber servido a la patria durante 15 años. El coronel que nos describió el escritor y periodista colombiano se llamaba Aureliano Buendía. Del general del que les voy a hablar se llama Manuel Contreras, y, en breve, va a dejar de ser el jefe de miles de guardias civiles que trabajan en la demarcación de Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, bajo el paraguas de la denominada IV Zona del instituto armado. ¿La causa? Oficialmente: el Gobierno no le asciende a general de división y, por tanto, no puede mantener esa jefatura -diseñada para un general de brigada-, pasando automáticamente a la reserva.
Estos días ha habido un movimiento de simpatía hacia el general Contreras por parte del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, también de la consejera Marifrán Carazo, de un sector de la prensa andaluza y de personas allegadas a este mando de la Guardia Civil, que han mostrado en redes sociales su malestar por la decisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Estamos hablando de la cabeza visible de la macrooperación antidroga para frenar la actividad de los narcos en el Estrecho de Gibraltar. Pero también de la persona que nombró el ministro Zoido, y parece que este segundo aspecto ha prevalecido más que el primero. La política salpica todo en la sociedad, y por supuesto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ya es habitual comprobar cómo un cambio de Ejecutivo supone ceses de jefes superiores del Cuerpo Nacional de Policía y comisarios provinciales olvidando baremos de capacidad y profesionalidad. Parece que esto es lo que le ha ocurrido al general Contreras. Zoido lo nombró y Marlaska lo cesa (en forma de pase a la reserva), al margen del trabajo realizado.
Harina de otro costal es analizar lo que se ha hecho en la lucha contra los ilícitos en el Campo de Gibraltar. Las operaciones antidroga han sido más espectaculares que eficaces, y tras cientos de detenciones, no se ha conseguido el resultado buscado ya que los malos siguen a sus anchas. Pero, claro, solo con la Guardia Civil no se resuelve un problema estructural.
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