En román paladino

Franquito cuquito

Franco no es un caído de la guerra, más bien fue su mejor superviviente

Publicado: 30/09/2019 ·
20:29
· Actualizado: 30/09/2019 · 20:29
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Eso repite varias veces  “Franquito cuquito” el general Cabanellas   en la película recién estrenada de Amenábar “Mientras dure la guerra” sobre el tan estudiado asunto de los inicios de la guerra civil española  - la  celebración del Día de la Raza en el paraninfo de la Universidad de Salamanca -. No es una representación absolutamente fidedigna -ni el director lo intenta seguramente-  de los acontecimientos de los últimos meses del rector Don Miguel de Unamuno y su relación con los jerarcas franquistas instalados en Salamanca en 1936, donde dispusieron el cuartel general.

Lo curioso del estreno de la película es que coincide con la pérdida por parte de doña María del Carmen, doña María de la O, doña María del Mar, don José Cristóbal, doña María Aránzazu, don Jaime Felipe Martínez-Bordiu Franco y don Francisco Franco Martínez-Bordiu del pleito puesto contra el gobierno por su intención de exhumar a Franco del Valle de los Caídos. Él no es un caído de la guerra, más bien fue su mejor superviviente. Cuarenta años lo acreditan. Cabanellas -decano de la junta  de generales que enalteció a Franco a la dignidad de Caudillo y Jefe del Estado se destaca en la película por su posición refractaria en elegirlo en la jefatura más allá de la guerra porque“Si ustedes le dan España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie lo sustituya en la guerra o después de ella, hasta su muerte”.  Por eso pretendió , sin conseguirlo, que en su nombramiento figurase una frase desaparecida misteriosamente: Mientras dure la guerra. No se equivocó. Se quedó España. Era suya.  Lo que no estaba escrito es que también lo fuera para sus herederos. Imbuidos por ese espíritu de propiedad del Estado, que su abuelo practicó sin medida - tanto de España como de los españoles- , creyeran que una votación muy mayoritaria del Congreso de los Diputados, una ley en vigor, como la de memoria histórica, y las decisiones del consejo de ministros  fueran  inútil papel mojado en una democracia como la española.

El Tribunal Supremo ha decidido que la exhumación de Franco ni es arbitraria, ni ilegal, ni inconstitucional y que, por tanto, puede llevarse a cabo sin ningún inconveniente. Los estúpidos argumentos de un juez franquista que quiso paralizarla con necias excusas urbanísticas son rechazadas asimismo. Como las del prior del Valle. Asunto zanjado. Es el Supremo.

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