Han pasado cosas. Pero algunas no pueden dejarse pasar por alto. Ha habido en todo el proceso de la no-formación de gobierno dos errores garrafales. Los dos los han cometido, sin ningún género de dudas, los partidos que decían que venían a reformar, a cambiar y transformar la vida política española. Por contra, su actuación recoge errores de bulto. Terminadas las elecciones - esa noche - los militantes socialistas gritaron ¡Sí se puede! y, sobre todo y con mayor fuerza, ¡Con Rivera, no! Pasaron los días e incluso los meses y Ciudadanos no solo no se bajó del veto a los socialistas -y especialmente a Pedro Sánchez- con el invento infumable de que el PSOE se había convertido en un partido anticonstitucional y de naturaleza filoterrorista. Con esos mimbres no había posibilidad alguna de hacer un cesto. Nunca hubo siquiera una aproximación de cara a la conformación de un gobierno. Era imposible en esas condiciones. Ciudadanos entró en un proceso incomprensible de paroxismo antisocialista, realizando pactos sólo con el Partido Popular, y con un escoramiento derechista, con reprobación internacional, que le ha costado una profunda crisis interna y una más que posible pérdida de votos y escaños. Sumaba para constituir gobierno o para hacer posible el gobierno con su sola abstención y optó por una cerrazón que le puede costar el liderazgo a Rivera. No sólo perderá su apuesta de liderar la derecha, sino que puede rodar su cabeza.
Pablo Iglesias -en persona-ha cometido el otro error notable votando en julio contra la incorporación de su partido al gobierno nacional, con una vicepresidencia y tres ministerios - mejorables, sin duda- . Pero en muy poco tiempo se está comprobando que fuera hace mucho más frío. Casi hiela, el partido y sus confluencias han entrado en una ebullición que se desconoce a día de hoy dónde y cómo va a concluir. Quedan pocos días para saber en qué concluye porque los plazos para formalizar coaliciones finalizan el 29 de septiembre.
El lanzamiento del partido, o lo que resulte, de Íñigo Errejón significará otro factor de debilitamiento de Unidas Podemos, en términos estrictamente partidarios, que era perfectamente evitable con haber facilitado un gobierno - con o sin su participación- . Se antepusieron otros planteamientos a la salvación del partido y al interés general.
Lo que venga después se verá ya en otra legislatura. Es de suponer que será más duradera.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es