El motor económico del que desde siempre se nos han inculcado desde cualquier Administración, parece, a tenor de lo expuesto en estos días, se va a poner en marcha al fin de forma verídica. Que sean éstas las que se pongan manos a la obra y actualicen las promesas infundadas y los proyectos anquilosado, es al menos unos gestos que nos llevan a confiar en que así será.
Cuesta entender como por una parte nos han vendido que nuestra apuesta por el turismo debe ser decisiva y no se nos haya dado las herramientas para poder desarrollar dichas bondades que de él se desprenden.
Es por ello, por la histórica dejadez que ha mostrado la Junta de Andalucía para con la ciudad de forma continuada a lo largo de las últimas décadas, sea ahora -con otro color político- cuando “se tienda la mano” para recuperar el tiempo perdido y lidere -como no podía ser de otra manera- el turismo provincial.
El Puerto, por situación geográfica y por cuestiones de sobras conocidas, es y debe ser el bastión y la cabeza visible de ello. Confiar en que a las palabras e intenciones le traigan mejores realidades.
Al igual pasa a nivel local. Que por fin Turismo vaya a disponer de forma progresiva de una partida acorde a lo que representa y con ella se incentive la inversión y la promoción, siendo otra medida a tener en cuenta tras tantos años dando la espalda a la nula apuesta y de querer solo vivir del pasado y del nombre como activos. Y la tercera pata de esta semana, la firma y rubrica el convenio que se estampará hoy con Autoridad Portuaria para la desafectación de los terrenos de La Puntilla y que sea otro estilete y que la ciudad cuente -ya era hora- con hoteles a pie de playa.
El motor turístico, el que nos hablaban, por fin parece que pudiera ser real y asumible. Hechos y no palabras. ¿Antes no se pudo hacer?
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