Quien a buen árbol se arrima...

Redes sociales y vida interior

La vida interior es la manera de referirse a una realidad genuina del ser humano difícil de describir. Es nuestro mundo interno, al que sólo tenemos acceso...

Publicado: 18/09/2019 ·
12:46
· Actualizado: 18/09/2019 · 12:47
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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La vida interior es la manera de referirse a una realidad genuina del ser humano difícil de describir. Es nuestro mundo interno, al que sólo tenemos acceso nosotros. Los infinitos escenarios a los que llegamos con nuestra imaginación (que no fantasía), donde nos representamos todas las realidades y   conseguimos comprender el sentido de las cosas, de los acontecimientos, de nosotros mismos; donde podemos dibujar el plano de nuestros sueños, donde reconocemos los valores que necesitamos. La vida interior arroja luz sobre nuestros errores, fuera del alcance de metijones y envidiosos, nos permite reconocer cuando equivocamos el rumbo de nuestra vida y es imprescindible para el desarrollo espiritual.

En la construcción de estos escenarios interiores necesitamos emplear las características propias del ser humano: nuestra capacidad de concentración, sensibilidad, imaginación, reflexión, sociabilidad, etc. Es decir, a mayor desarrollo de estas características universales, mayor vida interior.

Las redes sociales han experimentado un crecimiento y desarrollo exponencial, revolucionando las relaciones humanas e innumerables aspectos de nuestra cultura, hasta el punto que muchos no conciben ya una vida cotidiana sin ellas. Se han descrito influencias en cuanto al comportamiento y la comunicación, e incluso modificaciones neurológicas y en la producción de melatonina (la hormona del sueño).

El uso abusivo de las redes sociales genera consecuencias que son escollos para el correcto desarrollo de la vida interior. Por ejemplo, la tendencia a la falta de concentración, y por lo tanto excesiva superficialidad al estar siempre pendiente del chat. También el aislamiento y la soledad, al ir sustituyendo paulatinamente las relaciones presenciales por contactos virtuales. Otro efecto negativo para la vida interior es la tendencia a construir una falsa personalidad, crear un espejismo, confusiones con la propia identidad. Un comportamiento antisocial amparado por esta falsa máscara, que proporciona una sensación de impunidad. Y cuando se llega a la adicción se levanta una barrera casi insalvable.

En definitiva, si tenemos la intención de disfrutar de una rica e intensa vida interior (destino natural de cualquiera de nosotros), hay que tener cierta prevención en relación a las redes sociales. No se trata de demonizarlas, puesto que aportan muchos beneficios. Pero sí ser conscientes de que la auténtica persona es la que está detrás de la pantalla. Y junto a esa prevención, no dejar de alimentar la vida interior, que se nutre de belleza, conocimiento, sentimientos elevados, valores atemporales en definitiva.

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