Me colé del tirón en el despacho del Dire y le dije que no me podía perder la conferencia del sábado en el Restaurante del Club Náutico Puente de Hierro. Me miró perdonándome la vida y me pidió explicaciones. No puedo faltar – le dije – porque van a hablar sobre unos cuantos locos más locos que yo. No me preguntó nada más y salí corriendo. La conferencia estuvo organizada por la Cofradía Gastronómica Isleña “Los Esteros”, que también está plagada de locos. La daba Juan Torrejón, Doctor en Historia. Otro loco más. En el Club Náutico ya no cabía más gente, así que nos apretujamos un poquito. Y mientras el conferenciante hablaba de Magallanes y de Juan Sebastián Elcano, se me vino a la mente lo miserable que somos los gaditanos con nosotros mismos. Aquellos aventureros salieron de Sanlúcar de Barrameda un 20 de septiembre de 1519. Y que yo sepa, Sanlúcar de Barrameda todavía pertenece a la Provincia de Cádiz.
Todos los pueblos celebran por todo lo alto cualquier cosita que hayan hecho y aquí pasamos de largo sobre la gesta que hicieron aquellos 250 hombres hace ahora 500 años en cinco naos (barcos de entonces); al mando de ellos iba Magallanes. Como después mataron a Magallanes, se hizo cargo Elcano. Querían llegar a la Isla de las Especias, que estaba en el quinto pino, pero navegando siempre hacia Occidente, porque los portugueses eran los dueños de las rutas de Oriente. Como suponían que la Tierra era redonda, tendrían que llegar tarde o temprano a aquella isla soñada. Allí era fácil conseguir la especias, mientras que aquí se pagaban a precio de oro. Atravesaron el Océano Atlántico, recorrieron toda la costa de América del Sur buscando una salida hacia Occidente, se equivocaron porque se metieron en ríos que no llevaban a ninguna parte, dieron con el Estrecho hoy llamado de Magallanes, atravesaron el Océano Pacífico y por fin llegaron. Cargaron los barcos de especias, sobre todo de clavo, que es lo que le echa mi mujer a la carne y es algo que me vuelve loco.
A lo que iba, que en una de aquellas islas los indígenas mataron a Magallanes. Luego, le metieron mano al Océano Índico, bordearon África y se colaron otra vez de vuelta en Sanlúcar de Barrameda a los tres años, pero solamente con un barco y con 18 hombres al mando de Elcano, con unas caritas que había que verlos, aunque orgullosos de haberle dado la primera vuelta al mundo, como así se lo comunicó Juan Sebastián Elcano al rey Carlos I en una carta que no tiene desperdicio. Cuando Juan Torrejón acabó su interesante conferencia, habló Mercedes Valdepeñas, comerciante de especias en el Mercado Central, y expuso las cualidades de las principales especias que ella vende en la Plaza; incluso llevó muestras de aquellas que entonces eran tan valoradas en Europa. También regaló a cada asistente una bolsita de una especia ideal para la carne al toro, según una receta que había recibido de su abuela. Asimismo la Cofradía “Los Esteros”, en colaboración con Ashitur, ofreció una degustación de platos variados elaborados con distintas especias. Al fondo de la Carraca se veían los cuatro palos del Elcano que ahora está reparando en el dique.
En fin, que me encantó la conferencia y pienso que los gaditanos, estemos locos o no, deberíamos sentirnos orgullosos de aquella proeza extraordinaria y de haberle dado por primera vez la vuelta al mundo. Es verdad que el mundo da muchas vueltas. A ver si en una de ellas se abren las puertas de este manicomio y me voy a la calle de una vez.
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