En este cuatrimestre –en el que va de septiembre a diciembre- no hay posibilidad de aburrimiento en política. La agenda política, parlamentaria, judicial y social está repleta de acontecimientos de primera magnitud. Los tribunales, que ya llevan tiempo ocupando una parte muy destacada con decisiones que influyen de manera destacadísima en el acontecer político, tienen pendientes sentencias que van a influir en el devenir de los próximos meses. La primera que se espera es la que afectará a los políticos secesionistas catalanes. Nada más celebrarse “Diada”, el día nacional de Cataluña, la esperada sentencia de la sala segunda del Tribunal Supremo pondrá blanco sobre negro el fallo que marcará un antes y un después para el independentismo catalán. El diálogo político – si se produce – tendrá que esperar, si corresponde, a la formación del gobierno. En cualquier caso está más que decidido que que cualquier entendimiento tendrá que producirse en el marco de la vigente Constitución. No hay atajos.
En Andalucía el factor judicial incide en la sentencia, que también se estima próxima, de la llamada pieza política de los EREs que afecta a lo más granado de la anterior nomenclatura de la dirigencia socialista en la Junta de Andalucía. Probablemente la opinión pública lo tenga amortizado porque, además, no ha existido ni un solo dato –que se haya visto en el juicio- de una mínima desviación de dinero público ni en aprovechamiento personal de ningún alto dirigente político socialista, ni para el partido.
El Partido Popular, tiene su calvario particular con la serie de tramas que lo llevarán de continuo a los tribunales, por mucho que la destrucción de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas no haya sido considerado delito, ni siquiera de destrucción de pruebas. La formación de gobierno en España estará entre el 23 de septiembre o finales de diciembre, en función de que se vaya a nuevas elecciones o no. El escenario actual vaticina repetición electoral, salvo un milagro, que no es habitual en la vida civil. Los avatares cansinos de la investidura ha obrado el milagro -esta vez sí- de que se eche de menos un presidente de la República como el italiano Manttarella, elegido por siete años y que ha podido ejercer, más allá de las funciones moderadoras, la tarea de articular la conformación de un nuevo gobierno, excluyendo a Salvini y sus huestes.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es