Yo esto a ver si lo entiendo, porque me está costando trabajo. Teniendo en cuenta que, desde un punto de vista humano, occidental y me atrevería (mucho atrevimiento el mío), cristiano, la labor de iniciativas como Open Arms es irreprochable. En teoría, los únicos que podrían oponerse a salvar la vida a náufragos en mitad del mar son gente que se dedique a la piratería y que, por tanto, puedan verse en un apuro si acaban bajo el radar de cualquier gobierno. Por lo demás, es una ley del mar, rescatar a quien se encuentra en apuros, a aquel cuya vida está en riesgo, incluso aunque se tratase de miembros del ejército enemigo en caso de guerra.
Entonces, para intentar hacer popular la idea de que hay que dejar a esa gente que se muera con sol por arriba y sal por abajo, se lanzan algunas ideas a petardazos a ver cuál cala con más fuerza: que si esconden terroristas entre ellos, que si nos están invadiendo por miles de millones, que si Open Arms colabora con las mafias que se dedican a embarcar a esta gente desde África hasta Europa. Parémonos un momento a considerar este asunto de las mafias, desde el punto de vista de un país capitalista y cada vez más liberal como es España donde impera la ley de la oferta y de la demanda. Un país que, cada vez más, se guía por el principio de cobrar al cliente el máximo dinero que se estime que puede pagar por un servicio. Trasladémoslo al caso de las farmacéuticas, en las que el precio de un medicamento está marcado principalmente por dos factores: si hay pocos consumidores de ese fármaco o lo cerca que te deja de la muerte no tener acceso al mismo. Pensemos en nuestras leyes hipotecarias y del alquiler, en la que los precios suben sin ninguna medida hasta alcanzar un máximo solo regulado por el mercado y por el conocimiento que tienen los bancos de que, si finalmente no puedes pagar la hipoteca, se van a quedar con la casa y les vas a seguir debiendo el dinero. Estamos en un país donde se ha ofrecido una amnistía fiscal a un montón de delincuentes por el simple hecho de que nos resulta más fácil pedirles esa limosna que enfrentarnos a ellos.
Hablemos del mercado laboral. Hablemos de mafias del Mediterráneo. Yo es que quiero que me expliquen la diferencia. Unos cuantos miles de personas huyen de sus países de origen y unos cuantos cientos les cobran por un pasaje ilegal todo el dinero que esta gente sea capaz de pagar. A mí me recuerdan a los patronos que te van a tener alquitranando carreteras bajo el sol de agosto todo el tiempo que puedas aguantar y un poco más, básicamente porque si se mueren unos cuantos operarios por golpes de calor, tampoco es como que se vaya a detener la construcción de la carretera y el flujo de dinero. Entonces, los servicios sanitarios que acudan a intentar salvar la vida de esta persona derrumbada por un golpe de calor, víctima de un mafioso que se aprovechó de su necesidad, ¿están colaborando con una mafia? ¿Debemos meter en la cárcel o multar a estos sanitarios porque con su asistencia médica contribuyen a que este explotador siga explotando?
Hablemos de las mafias del Mediterráneo. Hablemos de aquellos que dicen que, si te gustan tanto los inmigrantes, los metas en tu casa. Están siendo rescatados en barcos que consumen combustible extraído de sus países, cuyo monopolio ha costado guerras, como el coltán del móvil en el que me lees, desgraciado.
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