El de este martes era un Consejo de Gobierno especial porque, tras el mismo, tocaba rueda de prensa del presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP), y del vicepresidente, Juan Marín (Cs), para hacer balance de los primeros seis meses de gobierno. El procedimiento fue distinto, pero el contenido muy similar al de cada martes: se dieron toneladas de datos económicos positivos para Andalucía y se resaltó la buena gestión de PP y Cs en contraste con el periodo socialista, que habría dejado 8.655 millones de euros “en el limbo”.
La estratosférica cifra, detalló Moreno, se desglosaría en 4.665 millones de euros en derechos pendientes de cobro y 3.990 millones en subvenciones sin justificar. La Junta ha creado ya un grupo para revisar toda la documentación y recuperar todo lo que se pueda, porque hay deudas con verdadera solera (“algunas tienen más de 30 años”) y son irrecuperables. En concreto, hablamos de 3.400 millones de euros que se pueden perder “por el caos organizativo y la falta de gestión” de los gobiernos socialistas.
Y ante el calibre de la cifra, ¿no es una cuestión denunciable en los tribunales? Aquí tomó la palabra Juan Marín para incidir en que todo se está valorando, que se están pidiendo informes jurídicos y que, llegado el caso, se pedirán las explicaciones que sean menester, pero que por ahora lo que se han encontrado son “responsabilidades políticas y derivadas de cuestiones técnicas”.
Pero como no sólo de pasado vive un Gobierno, también se apuntó al futuro. Aquí fue Marín el que apuntó más alto: a principios de 2021 como tarde podría igualarse la mejor tasa de creación de empleo que Andalucía ha tenido en su historia, que se remonta a 2007, antes de la crisis. Para conseguir el objetivo habría que crear en este tiempo 160.000 puestos de trabajo, algo factible para el vicepresidente, quien llegó a afirmar que “es positivo” que los andaluces se estén apuntando más al paro porque eso demuestra que “creen que pueden encontrar empleo ahora”.
Juanma Moreno tiró más de catálogo al hablar de desafíos, poniéndose deberes como la simplificación administrativa y la solución para las 300.000 viviendas alegales repartidas por toda Andalucía. Eso y seguir arrojando luz, porque “todavía hay zonas de penumbra” porque el PSOE se encargó de que “hubiese la máxima opacidad posible”. ¿Un ejemplo? El Gobierno no tiene auditado su patrimonio, con lo que desconoce con exactitud los edificios, solares y hasta vehículos de su propiedad.
En su balance, Moreno volvió a presumir sobre todo de estabilidad, algo que “no se regala, se consigue”. “La estabilidad política tiene un gran valor”, y ahí Andalucía es un oasis en el desierto de otras comunidades en estado convulso y el propio Gobierno central. “Audacia, inteligencia y humildad”, fue su receta para conseguirlo, lo que ha llevado a “una nueva realidad” en la que la primera aportación del nuevo Ejecutivo ha sido generar “confianza y credibilidad”.
“No intervencionista”
Moreno definió su Gobierno como “liberal y no intervencionista, que apuesta por ampliar la libertad de los andaluces”. Y se reservó una frase de relumbrón: “El cambio funciona en Andalucía y funciona bien, a Andalucía le sienta bien el cambio”.
Marín, por su parte, resumió que en 26 semanas han puesto en marcha 327 iniciativas “sin un solo paso atrás en derechos y libertades”. “Hemos sido capaces de hacer casi todo lo que parecía imposible”, apostilló.
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