Quien a buen árbol se arrima...

Repasar los propios prejuicios

Desde hace muchos años conozco muy bien qué es ser víctima de los prejuicios ajenos a causa de donde se encuentra uno. En mi inocencia inicial...

Publicado: 25/07/2019 ·
19:05
· Actualizado: 25/07/2019 · 19:05
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Desde hace muchos años conozco muy bien qué es ser víctima de los prejuicios ajenos a causa de donde se encuentra uno. En mi inocencia inicial (todos la hemos tenido), creía que el bien hacer, que el conocimiento de la bondad de las acciones y propuestas, más allá de la mayor o menor eficacia, sería suficiente para disipar recelos o percepciones negativas. Me equivoqué. La fuerza con la que los prejuicios (opiniones preconcebidas, generalmente negativas, hacia algo o alguien) se adhieren a la piel mental y emocional de muchas personas es superior a la realidad que puedan contemplar, y dan más validez a esa falsa idea que a la realidad que perciben.

Eso fue para mí una gran lección, de aplicación en muchos ámbitos de la vida. Para empezar, le di más valor a mis ideales y redoblé el esfuerzo y entusiasmo para promoverlos y hacerlos realidad. Considero que mi trabajo y mi tiempo son de un valor incalculable, y por eso me permito la independencia de regalarlos a quien me da la gana.

Esta circunstancia, la de primar el valor de las opiniones preconcebidas por encima de las percepciones reales, está ampliamente extendida, de catedráticos a analfabetos, de mujeres a hombres, de viejos a jóvenes, de izquierda a derecha y se aplica de manera generalizada a personas, grupos y colectivos, pueblos, ideas. ¿Cómo se puede pretender la superación de la suprema encrucijada en que se encuentra el ser humano (cambio climático, Objetivos de Desarrollo del Milenio, reforzamiento de los estados de derecho y un largo etcétera) si no se es capaz de cambiar una idea errónea por la correcta?

Llega a ser más verosímil lo que aparece en internet, en el mundo virtual, que la propia evidencia del mundo real. Se ha instalado la posverdad (distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales), y las redes sociales son sus excelentes amplificadores. Tal es así, que el cofundador de Wikipedia desaconseja su utilización dado el grado de manipulación que ha alcanzado.

La mayor libertad está en la mente, en el pensamiento, la reflexión, las ideas, y por eso mismo hay que defenderla con uñas y dientes frente a la uniformidad manipuladora de lo políticamente correcto o las “fake news” (noticias falsas de contenido seudoperiodístico cuyo objetivo es la desinformación), comprobar por uno mismo y repasar los propios prejuicios. Hay que abrir la mente.

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