Editorial Sevilla

Cotorras, el fin y los medios

El Ayuntamiento aplicará contra la plaga de cotorras métodos “blandos” que han fracasado anteriormente, con tal de no acabar a tiros con ellas

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El Ayuntamiento ha tomado al pie de la letra el adagio de que el fin no justifica los medios, e incluso ha acabado considerando más importantes los medios que el fin, en el caso de la plaga de cotorras que está reduciendo de forma alarmante la población de especies autóctonas  como el murciélago gigante que habita en el parque de María Luisa. El fin de la tardía intervención municipal, anunciada para el próximo otoño, debe ser la completa erradicación de estas aves exóticas, irresponsablemente liberadas en nuestro medio y que se han multiplicado exponencialmente. Para ello es necesario la eliminación física de todas sus colonias.

Ahora bien, como cierto sector de la opinión pública se horroriza ante la mera idea de que se usen métodos expeditivos, el gobierno local, siempre atento a la sensibilidad del votante, ha acordado la aplicación de una estrategia digamos blanda: las cotorras tendrán que ser primero atrapadas con jaulas-trampa y redes y luego sacrificadas en presencia de un veterinario; y sus huevos, esterilizados. Esa estrategia se aplicó ya sin éxito durante un decenio en Zaragoza, hasta que se recurrió a tiradores expertos en el uso de carabinas. Fin de la plaga. El expeditivo método ha sido bendecido por los científicos, pero en Sevilla ha sido vetado sin aclararse cuál será la forma alternativa e  “incruenta” de sacrificio. Mucho nos tememos que seguiremos teniendo cotorras para rato.

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