Este año celebramos la llegada del hombre a la luna. Hay quien cree que esa efeméride es más fruto de un montaje hollywoodense que de una realidad, símbolo del mayor logro de la humanidad en el siglo veinte. De hecho, a pesar del evidente avance tecnológico desde entonces, esa visita no se ha vuelto a producir, no se han renovao esos votos.
Donde sí parece que se han renovao es en la cúpula del Partido Popular de Cádiz. Muchos mirábamos esperanzaos a la espera de que esta renovación fuera un ejercicio de regeneración. Regeneración que bien podría haber encabezao Pepe Ortíz (alcalde de Vejer de la Frontera), pero una vez más, el Partido Popular con el Sr. Tentempié a la cabeza, se queda en renovación… una oportunidad que, me temo, hemos perdío.
Estar al frente provincial de la formación popular ha permitío a Sanz mantener intacta, ya no sólo sus aspiraciones, sino la capacidad de manejar listas, puestos y cargos a su antojo. Capacidad que ahora deposita en su renová, que no regenerá, cúpula provincial.
Ahora, que a diario hablamos de refugiaos, de emigrantes, me da a mí que el Partido Popular en Cádiz ha dao un giro al concepto de asilo político, convirtiéndose en un referente de acogimiento. Renovar frente a regenerar, asilar frente a premiar.
En nuestra provincia tenemos algunos exponentes de asilaos políticos, no se crean. Algunos premiaos por su trayectoria política, pero otros asilaos por apoyar a quien se dicta que hay que apoyar, por responder con el taconazo, sin atender a razones o moral alguna. Y esto es con lo que nos ha tocao lidiar en nuestro Partido Popular.
En el entorno comercial se dice que ganar un cliente es tarea ardua, pero perderlo sólo es cuestión de segundos. En la política es al revés, perder votantes fieles es difícil o al menos, eso parecía.
Pero los tiempos han cambiao y es esa actitud endogámica la que está, inexorablemente, debilitando a la formación. ¡Ah!, les ha llamao la atención, ¿verdad? No se preocupen, no es que haya olvidado el uso del participio. A la espera de que se cumplan los cien días de rigor, es simplemente una adaptación a los usos que ahora se extienden por la Alcaldía de nuestra ciudad … Lo siento, no me he podío aguantar.
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