En román paladino

Quiero ser ministro

Iglesias y Montero barrerán para que ambos entren en el gobierno, que no será.

Publicado: 16/07/2019 ·
20:45
· Actualizado: 16/07/2019 · 20:45
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Aunque parezca mentira no todo el mundo quiere ser ministro.  Hay  personas que están razonablemente satisfechas con sus vidas. Algunos son activistas de los derechos humanos más variados, luchadores por el  derecho a  reconocer a las personas como  personas -vengan de donde vengan-, por una vivienda digna -por un techo-, por la búsqueda de la igualdad entre los sexos o las distintas opciones sexuales, por un trabajo -un empleo digno-,y muchos etc. Hay profesionales que destacan en informática, en ecología, en la justicia, en humanidades, en industrias limpias, en hostelería, sanidad o en comunicación. En agricultura de primor o en el cuidado de las masas forestales. La lista se puede hacer interminable.

La política debería ser una actividad así. Poblada por activistas o profesionales que aportaran  experiencia, ejemplo, responsabilidad y solvencia. Nada más alejado de la realidad. El debate del día -ya viene siendo de los dos últimos meses - es el del crudo reparto del poder. Es lo que está enfadando al personal. Se podrá ser profesional de la política -por el tiempo que sea- porque los ciudadanos te han aupado con sus votos a una posición decisoria sobre el futuro de los demás, pero los ciudadanos demandan políticos de ida y vuelta. Que puedan entrar y puedan reingresar en su trabajo, en su profesión o  en su actividad, cualquiera que  ésta fuere. Este mal no es privativo de ningún partido, es general.

El “quiero ser ministro” - no “ministra” - aunque el nombre del partido que con más ahínco lo reclama  haya cambiado a femenino, está resultando escandaloso. (Hay que recordar, sin embargo, cómo  la jefatura de todos los partidos parlamentarios sigue siendo masculino al 100 por 100, sin que se escape una sola décima de poder  a ninguna mujer).   Iglesias pide el poder  para sí mismo.  Ha convocado un más que controvertido referéndum, sin nocturnidad pero con alevosía, para provecho propio.     Del más de medio millón de inscritos del antiguo potente Podemos pueden votar  los que hayan consultado la pagina web de Unidas Podemos una vez en el último año. Son unos 190.000. Con esa participación,  apoyaron por el 68% la permanencia de Iglesias e  Irene Montero tras la polémica del chalet de Galapagar. Funcionará la máquina plebiscitaria, de la que hablaba Max Weber, que retiró a brillantes parlamentarios. Así que Iglesias y Montero barrerán para que ambos entren en el gobierno, que no será.

 

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