El domingo hubo elecciones en Grecia y el lunes el nuevo primer ministro ya juró canónicamente ante el presidente de la República helena y en presencia del arzobispo de Atenas, y otros representantes de la iglesia ortodoxa, Sólo bastaron 18 horas tras cerrarse las urnas para que Mitsotakis pronunciara las palabras más soñadas de su vida: “Juro en el nombre de la Santísima e Indivisible Trinidad respetar la Constitución y las leyes". La diferencia con España no es especialmente el juramento, que también, - Txipras no lo hizo así- sino la prontitud en el relevo. Es verdad que en Grecia al primer partido en las elecciones el sistema electoral le regala cincuenta escaños, para que aumente la posibilidad de estabilidad en el país. De eso se benefició la izquierda en las anteriores elecciones y ahora lo hace la derecha.
En España llevamos desde el 28 de abril esperando gobierno efectivo y con necesidad de que acabe la obligada interinidad de un gobierno en funciones. Han transcurrido ya dos meses y diez días y, menos mal, que los días 22 y 23 está convocado el Congreso de los Diputados para votar el candidato a la investidura. Es normal que la hartura de la gente empiece a aflorar porque es demasiado tiempo para responder al principal reto de cualquier democracia parlamentaria: disponer de un gobierno.
En las proximidades de la sesión, el PSOE ha nombrado una comisión negociadora con Podemos y presentado el programa para discusión. El escollo –tras las reiteradas renuncias de Podemos a llevar al gobierno su programa máximo en relación a Cataluña, política exterior, respeto a las sentencias, etc. está en otro continente. Las posiciones no se aproximan porque no se quitan escollos previos. El nudo a desenredar es la composición del gobierno. Podemos quiere estar dentro, al frente de ministerios –el PSOE ha filtrado que ha pedido la vicepresidencia del Gobierno- y el PSOE propone un “dentro, pero menos”, ya que ofrece secretarías de Estado, direcciones generales y la entrada de independientes de la órbita de Podemos en el Consejo de Ministros. Las posiciones siguen muy alejadas y mucho van a tener que esmerarse los dos partidos grandes de la izquierda parlamentaria española (en una proporción parlamentaria de 1 a 3 a favor del PSOE) para que no se tengan que repetir las elecciones. Sería una irresponsabilidad de ambos.
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