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La indefensión aprendida

Cada día, en mi condición de jienense practicante, empatizo mejor con los perdedores de cualquier origen, raza o condición. Cada día, apostilla la estadística..

Publicado: 01/07/2019 ·
00:19
· Actualizado: 01/07/2019 · 00:19
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Autor

Manuel Expósito

Director general de Gestión de Medios Jiennenses

Expositor

El blog Expositor se centra en la crónica política de la semana en Jaén y provincia

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Cada día, en mi condición de jienense practicante, empatizo mejor con los perdedores de cualquier origen, raza o condición. Cada día, apostilla la estadística más sombría del mundo desarrollado, muere un niño pobre intentando cruzar una frontera en busca de un paraíso de mentira, acotado y clasista. Y así, aquí, ahogada la esperanza, tantas veces, de golpe, en la otra orilla, en la de los sueños rotos, aprendemos a morirnos a ratos para sólo resucitar, de tarde en tarde, cuando no nos queda más remedio, y siempre que lo exija el guion. Cada día en Jaén, los lugareños, pasivos ante lo inútil de cualquier reacción de protesta, inmunizados a la desgracia, atrapados en la indefensión aprendida, sin el menor control sobre nuestra dañina situación, estamos más convencidos de lo lejos que nos coge el tren de la civilización: la alta velocidad ferroviaria campa a sus anchas (europeas), de Granada a Madrid, sin reparar en nuestra insignificancia, y la conversión de las carreteras nacionales en autovías se resiste mucho más en tierra habituada a resignarse con nada y a lamentarse sin hacer ruido.

Indignarse ahora, plagar de bilis las portadas de los diarios de corte  provinciano, veinte años después de revelarse oficialmente el trazado, sinuoso y esquivo, del AVE entre la capital estatal y la ciudad de la Alhambra, dándonos de lado, rodeándonos, haciéndonos literalmente la pirula, es un ejercicio de cinismo desquiciante puesto que conocíamos perfectamente que los planes del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias del Estado, ADIF, nos condenaban definitivamente al ostracismo, toda vez que al corresponder al Ministerio de Fomento acordar, en cada momento, con suficiente antelación, la inclusión, en la Red Ferroviaria de Interés General, de nuevas líneas cuando razones de interés general así lo justificaran, previo informe de las comunidades autónomas afectadas, el aislamiento ferroviario de la provincia de Jaén responde a una política de hechos consumados de la que son cómplices todos cuantos nos gobernaron y, conociendo la que se avecinaba, obedecieron, callaron y miraron para otro lado.

Como avanzara el jueves pasado, en el programa fin de temporada de este grupo de comunicación, Multimedia Jiennense, Julio Millán, alcalde de Jaén desde hace apenas quince días, ya lidera los preparativos de una caravana reivindicativa contra nuestro ninguneo ferroviario, que tendría lugar el domingo de la semana que viene, 14, de la estación jaenera de Renfe a Navas de Tolosa, pasando por Bailén. Porque ya no nos sirven las migajas de la recuperación ficticia de un talgo, de la parada técnica de un tren en Linares-Baeza al que sólo dejaron subir viajeros, dádiva efímera, tras el ruego preceptivo a  un ministro, José Luis Ábalos, que viene arribando últimamente a Jaén, en su flamante coche oficial, sólo por estrictas urgencias electorales. Ya está bien de invisibilidad e indefensión aprendida. Al sangrante desmantelamiento ferroviario se une la parsimonia y el desdén con que los  gobiernos acometen/aplazan la conversión en autovías de las carreteras estatales y autonómicas que atraviesan nuestra provincia: Linares-Albacete, Úbeda-Estepa, Córdoba-Badajoz y Torredonjimeno-El Carpio.

No podemos asistir por más tiempo como convidados de piedra a fiestas presupuestarias a las que no hemos sido invitados. Llega la hora de plantarse antes los jefes, sean del signo partidario que sean, y asidos a la memoria de referentes intelectuales propios, autóctonos, como el humanista Esteban Ramírez, de cuya muerte se cumplen también veinte años este 2019, reclamar la creación o reforzamiento de plataformas de convivencia entre distintos, en pos del objetivo común de sacarnos del letargo histórico. Lo que no es quimera ni entelequia, por cierto, sino acto de justicia. El problema, por tanto, de una Jaén curada de espantos, esclava pese a todos sus olivares, reside en la falta de arrestos de su clase dirigente para afrontar con determinación la constitución de un lobby, sin exclusiones, conformado por jienenses influyentes con capacidad para presionar sobre los gobiernos. Una Jaén que huya del victimismo y se conjure para que los planes de discriminación positiva no sean brindis al sol, suma ordenada de partidas, ni flor de un día. Una Jaén despierta a la que le duela, de veras, ese presente mortecino, de despoblación e incomunicación, que le mina su futuro.

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