Jerez

Un ‘botellódromo privado’ en pleno centro histórico

Los vecinos del entorno la calle Carne relatan el calvario que vienen padeciendo durante toda la semana

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Así amanece la zona donde viven los vecinos.

El vandalismo tampoco falta.

  • Piden al Ayuntamiento que actúe contra el ruido, la música y el vandalismo que soportan hasta altas horas de la madrugada

Borracheras, orines, cante hasta las seis de la mañana...no importa que sea martes, miércoles o sábado. Esta es la rutina nocturna a la que denuncian estar sometidos los vecinos del entorno de un bodegón, en la calle Carne, en pleno centro histórico. Una movida que se intensifica en estas semanas de junio con motivo de las fiestas de las graduaciones, mientras que ocurre lo mismo en las calles aledañas a esta bodega en la que con la llegada del buen tiempo aumenta la presencia de jóvenes e incluso menores bebiendo alcohol en la vía pública.

"Necesitamos que las autoridades empaticen con las personas y las familias enteras que sufrimos noche tras noche y padecemos de una ansiedad generalizada por no poder descansar”

“Esta bodega es la única en España con un supuesto permiso para celebrar eventos en pleno centro histórico hasta las seis de la madrugada”, se quejan los residentes, que han decidido trasladar a la opinión pública esta problemática cansados de que el Ayuntamiento haga caso omiso a sus quejas. Para más inri, como aseguran que han denunciado previamente, "la bodega no está insonorizada", por lo que la música y el ruido procedentes del patio hasta altas horas de la madrugada “entran en cada rincón de nuestras viviendas”.

Pero su pesadilla no acaba aquí, además de no poder dormir, los vecinos tienen que soportar las consecuencias de la noche de fiesta en sus propias carnes. El día después, tal y como relatan, se encuentran  el suelo “con botellas rotas, incluso dentro de los espacios comunes de nuestra comunidad, bolsas, vasos”, unas evidencias de la resaca de la fiesta a la que se unen también “la matrícula de un coche arrancada y una señal de tráfico”, un vandalismo puro y duro que no están dispuestos a tolerar por más tiempo.

“Necesitamos que las autoridades competentes nos escuchen, regulen la contaminación acústica como marca la ley y presten atención al consumo de alcohol de menores, que empaticen con las personas y las familias enteras que sufrimos noche tras noche y padecemos de una ansiedad generalizada por no poder descansar”, señalan los vecinos afectados sin ocultar su desesperación.   

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