La escritura perpetua

Memoria

‘Memoria’ es un monólogo poético, inquietante y sobrecogedor, que ha escrito, dirige e interpreta la joven actriz Cristina Rodero

Publicado: 24/06/2019 ·
12:26
· Actualizado: 24/06/2019 · 12:26
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Ella vive la noche más larga. Se llama Paquita, es una mujer común -¿o no?-, fue maestra durante la República, y en el terrible arranque de la posguerra la Policía franquista encuentra propaganda comunista en su casa. Antes del registro, Paquita esconde a su hija detrás de unas cortinas. Ellos no encuentran a la niña, que sonríe creyendo que se trata de un juego divertidísimo. Habrá un momento en el que Paquita, una vez que ya la han fusilado, después de la noche más larga -“todas las noches son eternas aquí, en la cárcel, pero la de hoy es la más larga”-, diga: “Mi cadáver lo buscó, primero, mi hija, y después, mi nieta, pero todavía no lo han hallado en las cunetas”. 

‘Memoria’ es un monólogo poético, inquietante y sobrecogedor, que ha escrito, dirige e interpreta la joven actriz Cristina Rodero. La obra, en principio más corta, después con mayor duración, se concibió en la antigua prisión de mujeres de Segovia, donde tanta heroína anónima padeció su tragedia. Esa cárcel se convirtió después en centro cultural. Entre lo que fueron unas frías galerías en cuyas esquinas habitaba el dolor, Cristina Rodero ideó la pieza, que se ha representado en la sala El Mirador, de Madrid.

Paquita se hizo maestra en un acto de generosidad, porque quería compartir lo que sabía. “La República tenía claro, y yo también, que España no sería una democracia hasta que se desterrara la ignorancia”. Y por eso se dedicó a enseñar a los niños de un colegio rural, lejos de la ciudad de donde ella era. Un día compartió con sus alumnos la emoción de visitar el Museo del Prado. O el derecho al voto para las mujeres. Y Paquita vivió la alegría de las visitas de las Misiones Pedagógicas, aquellos carros llenos de maestros, libros, artistas y actores, que la República hacía circular a través de la España rural para incentivar la cultura. Hay en ‘Memoria’, y sobre todo en el personaje de Paquita, connotaciones de obras como ‘La voz dormida’, de Dulce Chacón, o de aquel impresionante montaje que Carme Portacelli estrenó en 2016 en La Abadía, ‘Sólo son mujeres’.

Hay mucho en Paquita de aquellas mujeres que lucharon por un ideal, que murieron ajusticiadas, cuyos cadáveres continúan perdidos en alguna cuneta, pero que dejaron flotando en la atmósfera ese ideal, para que mucho tiempo después lo recogieran artistas como Cristina Rodero y lo convirtieran en teatro. Con un texto magnífico y una interpretación plena de convicción y sentimiento. Por la Paquita que sólo es literatura. Y por todas las paquitas que reposan en paz en paradero desconocido. Para que nadie las olvide. Por lo que representaron.

 

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