Alejandro Merello
Pues ya parió la burra! Y es que dicen que el animal es terco por naturaleza y le da por alargar el asunto hasta que este alcanza la dimensión deseada. Pero no les voy a hablar de partos, sino de pactos.
Al fin y al cabo, tanto se asemeja el uno al otro que sólo se diferencian en una letra. Las diferencias en política no siempre son tan obvias, pero aun habiéndolas –que haberlas, haylas-, es de justicia reconocer el trabajo del que se va. De la Encina puede haber dejado atrás muchas lagunas, pero es de agradecer su entrega, su trabajo y su dedicación en el cargo.
Otro cantar es la valoración que cada uno demos a esa entrega, dedicación y trabajo. Ciudadanos ha alcanzado su anhelo: tocar poder y ganar presencia institucional. Y a diferencia de lo que se preveía, lo ha hecho con eficacia. No en vano las áreas que gestionará le darán un contacto directo con todas las zonas de El Puerto.
Una baza que si es bien jugada le dará mejores perspectivas de futuro. Permítanme que ahora que llega el verano les recuerde aquel bulo de que, si uno orinaba en la piscina, un círculo verde le rodearía delatando su infracción. Pues tal parece que cualquier negociación con VOX generaría ese cordón sanitario que deja a sus dos representantes en el dique seco.
La izquierda, por el contrario, pierde esa cuota institucional que le ha embriagado de tal modo que la ha perdido. Si no, que le pregunten a Levantemos por su antiguo compañero de filas, el Sr. Botella. Unidos o Unidas Podemos que se empeñan en despistarnos con esto del uso del género en un alarde de igualdad, caen en otro tipo de maltrato: el lingüístico.
Francamente, y lo llevo al terreno personal, desde que el Sr. Fernández desapareció de la primera línea, han dejado de tener interés para mí. Dejo para el final al partido al que me unían unos ideales, pero al que me desune quien lo representa, ya saben ustedes –si me conocen- de mis desavenencias con el Partido a nivel local y provincial.
Pues bien, el Partido Popular vuelve al frente del Consistorio y con esta maniobra se gana el periodo de cortesía de los cien días, al más puro estilo Rooseveltiano. Pues aquí tienen el primero…
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