Con el alma en pie

De la dignidad política y otras cuestiones

Mal empiezan aquellos que pretenden someter la mayoría de la gente de Jaén a cambio de prestar su apoyo en algunas cuestiones del gobierno...

Publicado: 18/06/2019 ·
23:45
· Actualizado: 18/06/2019 · 23:45
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Autor

Ana Tudela

Ana Tudela se declara una mujer liberal en la trinchera social y política desde muy, muy joven

Con el alma en pie

Este espacio es una mirada femenina y crítica a lo que sucede en la capital y a vida municipal

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Mal empiezan aquellos que pretenden someter la mayoría de la gente de Jaén a cambio de prestar su apoyo en algunas cuestiones del gobierno. Un mal comienzo, si no se enmienda pronto, suele tener un mal final. Las exigencias de la “nueva  política” parecieran un simple intento de chantaje burdo e inútil, y es que la “novedad” parece más encaminada a la querencia a sillas o sillones, a cargos o a nóminas, que a búsqueda de soluciones para los problemas que los ciudadanos denuncian día sí y otro también.

Remangarse y ponerse a trabajar sin descanso, es lo que hemos pedido de forma clara hace pocas semanas, cuando cada cual con su voto, decidimos a quién otorgábamos la confianza para que cumpliera con lo pactado por un período de cuatro años. ¡Casi nada la responsabilidad! ¡Cómo para no pensárselo! No podrá decirse que hay dudas de la decisión soberana y toca respetar la voluntad de la gente. Cualquier otro planteamiento que quiera ponerse encima de una mesa, responderá a otras cuestiones que tendrán que ver más con intereses particulares y partidistas, que con el interés general.

Los compromisos para con los proyectos que tienen que llevarse a cabo. Empujar en una misma dirección para transformar Jaén, que tajo hay mucho y el tiempo apremia. Las negociaciones que haya, tendrán que tener como base el respeto al adversario político; lo que viene a ser la dignidad política y personal. Cualquier pacto deberá conllevar la generosidad por parte de los negociadores, que nada tiene que ver con las ambiciones personales, ni con los mercadeos cutres. Cualquier acuerdo, deberá ser trabajado de forma responsable, que es mucho lo que nos jugamos y la ciudad no está para tonterías, ni para arrebatos pueriles. En fin, algo de humildad, si no se sabe o si se necesita aprender y menos falso orgullo.  

Hacer el ridículo es humano; pero como todo en la vida, tiene consecuencias. El problema llega cuando ese ridículo se hace evidente y además, se pretende olvidarlo. Es mejor asumir, pedir disculpas y esforzarse por no volver a meter la pata. Lo contrario, no tiene sentido y más si se insiste por ese camino. Puede ser, que la reciente llegada a la oposición haga que se vean anuncios de mociones de censura sin que existan en la realidad, y puede ser también; que los que llegan “nuevos” hayan sido demasiado rápidos en amenazar. En cualquier caso, yo prefiero una realidad en la que el alcalde de Jaén está trabando desde el minuto uno por la ciudad.

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