“El bombardeo georgiano la noche del 7 al 8 de agosto a Tskhinvali (Osetia del Sur) por las fuerzas armadas georgianas marcó el inicio de un conflicto a gran escala, aunque fue la culminación de un largo periodo de tensiones, provocaciones e incidentes”, concluye la investigación dirigida por la diplomática suiza Heidi Tagliavini.
Tras un año de pesquisas, Tagliavini ha entregado en Bruselas el informe de casi mil páginas a rusos, georgianos, la ONU, la OSCE y la UE, que patrocinó los trabajos.
La conclusión es que la entrada de Georgia en Osetia del Sur no se justifica por el derecho internacional, pero al tiempo “la mayoría de las acciones militares rusas fueron más allá de los límites razonables”. Relata que “todas las partes en el conflicto cometieron violaciones de los derechos humanos”.
En cinco días murieron más de 850 personas y alrededor de un millón de civiles tuvieron que abandonar sus hogares por una guerra que “no terminó con el conflicto político”.
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