Andalucía no tiene cuentas aseguradas. Es el leitmotiv del debate político andaluz. Es un ritornello cansino, una melodía repetida hasta el hartazgo. El si se aprobarán o no los presupuestos anuales -para seis meses- que ha presentado el presidente andaluz a cuentagotas en diferentes comparecencias amables y en ambientes agradecidos y secundado por el consejero de la Presidencia en los “martes presupuestarios” -tras cada Consejo de Gobierno- y finalmente desgranado por el consejero de Hacienda. En fin, que Moreno, Bendodo y Bravo se han dejado la piel y la palabra para hacer el presupuesto del cambio, aunque habrá que ver si el cambio era para mejor o para peor. La enmienda a la totalidad más famosa del parlamentarismo andaluz es ya la que ha presentado el grupo parlamentario de Vox. Algo es algo para el récord de un partido de tan corta trayectoria.
Escribía un llorado catedrático de filosofía - Mariano Peñalver- . “He aquí lo que decía ( en diciembre de 1982) de alguien de su gremio, un político andaluz con ingenio: Hay personas de las que no se hacen chistes porque no hace falta”.
En esa situación estamos en Andalucía y, si el tiempo no lo remedia, la comedia de enredos va a continuar un tiempo. El modelo adoptado en Andalucía de “Te veo, pero no te oigo”, “Tú pactas, que yo no quiero”, “Yo me entiendo contigo, pero tú con él”, “Yo cobro, pero tú pagas”, Tú apoyas, pero no te veo” y mil frases sobre las que no hace falta hacer chistes porque son puro chiste, desde que el nuevo gobierno comenzó a gobernar con un socio de tapadillo.
Ese modelo de socio de parte de un gobierno pero no de la otra parte del mismo gobierno no podía sino producir la estrambótica situación presente.
Es cierto que en las casas de apuestas parlamentarias y periodísticas gana la retirada de la enmienda a la totalidad y la convicción de que el presidente de la Junta de Andalucía conseguirá que Vox abjure de la enmienda por la frase de Abascal: “Que nadie se alarme... la enmienda a la totalidad es negociable”.
O sea que la van a retirar y que todo en esta formación política es el aspaviento como estrategia. Si lo hacen, que no venga más el lobo, porque es lobo que no devora ovejas. Este lobo no aúlla, es un lobo que bala, como mucho, gruñe.
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