Campo de Gibraltar

La estancia en los CIE de Algeciras y Tarifa, la más corta de España

Un informe del SJM indica que, en 2018, la duración media de los internamientos fue de 16,32 días

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  • CIE de Algeciras. -

El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) ha elaborado su informe sobre los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) de 2018, elaborado a partir de las visitas que los grupos del SJM realizan durante al año a estas instalaciones. El documento destaca que la estancia media del internamiento en los centros de Algeciras y Tarifa fue de 16,32 días, la más baja de todos los CIE de España.

Las principales causas de vulnerabilidad que detecta en los centros del Campo de Gibraltar son la “minoría de edad, las dificultades de comunicación y la necesidad de protección internacional”. Las visitas a los CIE de la comarca las realiza el equipo Claver-SJM de Sevilla.

En el caso de la comarca, el SJM visitó a 180 extranjeros, todos varones, durante su estancia, 109 en el CIE de Algeciras y otros 71 en el de Tarifa. Entre ellos, el informe señala que fueron detectados 15 posibles menores. Por regla general, visitan a cada interno una vez: constan 21 internos a quienes se visitó una segunda vez y dos a los que se visitó en tres ocasiones.

El documento refleja que la duración media del internamiento en Algeciras y Tarifa es de 16,32 días, la más baja de todos los CIE de España. Esto “se explica más fácilmente por la mayor presencia de población marroquí”.

El informe señala que “los orígenes geográficos inciden en la lengua de comunicación” entre el equipo de Claver y los internos visitados. El equipo comprobó durante el primer semestre que “no podía presuponer que los africanos subsaharianos se manejan suficientemente en francés o inglés, dependiendo de la lengua internacional cooficial o predominante en el país”.

Igualmente, observó una “notable cantidad de marroquíes y argelinos bereberes que precisaron la ayuda de otro interno del mismo país que prestara servicios de interpretación al castellano o al francés. Entre los internos de lengua tamazigh (bereber), predominan quienes hablan el chelja rifeño, otros hablan cabileño del norte de Argelia, otros se expresan en variedades del Alto Atlas o del sur profundo de Marruecos”.

Una de las “situaciones de vulnerabilidad observadas tiene que ver con la incomunicación dentro del CIE, sobre todo en los primeros días de internamiento, así como las deficiencias en los servicios de interpretación en las gestiones que realizan”.

El documento apunta que “son más frecuentes quienes alegan haber sufrido algún tipo de amenaza subsiguiente a su participación en las revueltas del RIF. Hubo un grupo de internos militantes de un movimiento secesionista cabileño que manifestaban pertenecer además a la Iglesia Protestante de Argelia. Algunos pusieron de manifiesto la violencia sufrida de manos de particulares por causa de su orientación homosexual, ante la inhibición de la policía”.

También fue “notable un grupo de internos argelinos que manifestaba huir de la violencia policial subsiguiente a protestas sociales por su desalojo de viviendas que iban a ser demolidas. Unos pocos casos alegaban estar escapando de la persecución de grupos mafiosos. Es preciso añadir una alusión a otros internos cuyo relato dejaba traslucir motivos para solicitar protección internacional, sin que fueran conscientes de esta posibilidad”.

El equipo de Claver también atendió a “algunas personas que manifestaban dolencias, enfermedades o lesiones cuyo tratamiento excedía a las posibilidades de los servicios médicos del CIE, tanto propias como de derivación a especialistas. Cabe destacar un interno que sufría evidentes trastornos mentales, al que el médico decía no poder derivar a servicios psiquiátricos de urgencia a menos que tuviera un brote violento. Son destacables dos casos de internos marroquíes que se habían embarcado aún convalecientes de intervenciones quirúrgicas con resultados mediocres o inciertos, con la esperanza de que se les pudiera tratar satisfactoriamente en España”.

El equipo también “tuvo constancia de algunas largas trayectorias de arraigo truncadas. Cabría notar los casos de dos varones argelinos que en momentos distintos emprendieron la travesía con sus cónyuges respectivas embarazadas (una sufrió un aborto). Ambas fueron acogidas en centros humanitarios de Algeciras, lo que les permitió visitar a sus cónyuges a diario hasta la puesta en libertad de uno y otro”.

El equipo de Claver observó la “relativa cantidad de casos en los que se manifestaba descontento con la asistencia letrada: sea por lo superficial de la intervención de varios abogados de oficio, sea por el modo como algunos abogados particulares solicitaban una provisión de fondos para luego no hacer nada o escondiendo el nulo margen de maniobra que tenían en realidad”.

Igualmente, apunta el informe, “han menudeado las quejas por la deficiente interpretación en las entrevistas realizadas en el procedimiento de asilo: teniendo la impresión de que el escrito no reflejaba todo lo manifestado oralmente, o la sensación de que el intérprete desfiguraba el sentido de lo dicho, o de que añadía su propia perspectiva política sin respetar la exquisita neutralidad exigida en la intervención profesional”.

“Más allá del debate sobre la naturaleza del CIE de Tarifa-Isla de las Palomas (en qué medida pueda afirmarse que se trata de una extensión del CIE de Algeciras-La Piñera), el equipo de visitas de Claver-SJM unifica los datos de sus visitas a ambos centros, que sigue realizando con frecuencia semanal los jueves: por la mañana en Algeciras y por la tarde en Tarifa. Entre enero y julio acudían un miembro del equipo técnico y una voluntaria que hablaba francés e inglés. Esto facilitaba la visita de personas subsaharianas”, explica el informe.

“La falta de alguien que hablara árabe y bereber forzaba a recurrir a los servicios de interpretación de algún interno en Algeciras (normalmente no se permitía en Tarifa). Desde septiembre de 2018, acuden dos miembros del equipo técnico y una voluntaria para las labores de interpretación en árabe: circunstancia necesaria al ser excepcionales los casos de internos que no sean marroquíes o argelinos”, añade el SJM.

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