Este 2019 se cumplen 40 años del cierre del balneario de Jabalcuz, concretamente el próximo 10 de junio. Sus puertas cerraban para realizar unas reformas y la empresa Aguas de Jabalcuz S.A hacía público un comunicado advirtiendo a los bañistas que aquella temporada de verano no disfrutarían de las instalaciones. “No me gustaría creer que esta empresa fue la única que creyó e invirtió en la zona”, reconoce el abogado Pedro Palomeque, defensor incansable de aquel proyecto de reforma.
Este año también se cumple una década de su declaración como Bien de Interés Cultural. “Nadie, ni la iniciativa pública ni la privada, piensa seriamente en cómo volver a darle un futuro a Jabalcuz”, denuncia, señalando la inacción política con las termas.
“Hay que evitar el olvido y la degradación de este lugar público”, solicita Palomeque. Fue en el año 2008 cuando la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Jaén y la Caja Granada firmaron un convenio para que el conjunto volviera al patrimonio de la ciudad.
El Gobierno andaluz pagó un millón de euros a la entidad granadina, propietaria del edificio, a cambio de que ésta invirtiera el dinero en el arreglo de la zona. La consejería de Cultura se comprometió a proteger el entorno, elaborando tres expedientes, tanto para los jardines como para el balneario y la Ermita de San Cosme y San Damián.
El Consejo de Gobierno de la Junta acordó ceder al Ayuntamiento el conjunto termal de Jabalcuz, por un plazo de 50 años, para que se rehabilitara y se pusiera en uso como balneario. En enero de 2010, desde el Ayuntamiento (PSOE e IU) se afirmó que las termas volverían a abrir sus puertas con el mismo fin con las que fueron construidas en el siglo XVIII. La gestión quedaría en manos privadas, pero el Ayuntamiento se reservaría un tanto por ciento de la participación de la sociedad.
En mayo de 2015, la Junta de Andalucía comunicó el inicio de la recuperación del antiguo complejo termal de Jabalcuz. Se consolidó el edificio, pero no terminó de conservarse, como estaba previsto y como evidencia una fachada sin restaurar, con pintura que se cae. Sólo se frenó el riesgo de derrumbe.
El verano de 2016 era la fecha anunciada para que las instalaciones fueran visitables, según se anunció desde la consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, pero no como termas, sino como espacio expositivo.
En la actualidad, el edificio está cerrado y es escenario de actos vandálicos, ante la falta de atención al paraje.
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