Hace unos días una familia sevillana que acudió al aeropuerto a recibir a unos amigos que venían a conocer la ciudad nos expresaron su queja por la enorme tardanza en disponer de un medio público de transporte, dadas las enormes colas de turistas que se formaron en el aeropuerto. Recordemos que con 6,38 millones de pasajeros en el año 2018 y batiendo récord tras récord cada mes, el de Sevilla es el aeródromo que más crece en España y en el que AENA acomete obras de ampliación y de mejora ante las perspectivas de que más pronto que tarde se alcancen los 10 millones de viajeros, un hito que no se logró durante la Exposición Universal de 1992.
Por su parte, el autobús especial de la empresa municipal Tussam al aeropuerto trasladó durante el pasado año 1,15 millones de usuarios. Los datos demuestran que 5,23 millones de pasajeros del aeropuerto tuvieron que encomendarse a los insuficientes y polémicos taxis, a VTC o a automóviles privados para desplazarse hasta la ciudad, o viceversa. Por tanto, la necesidad de un tren monorraíl que conecte de forma rápida y con elevada frecuencia San Pablo con la estación ferroviaria de Santa Justa es ya un clamor, de ahí que valoremos especialmente en los Presupuestos de la Junta de Andalucía para 2019 la primera partida para acometer de una vez por todas una línea específica entre las dos grandes terminales de viajeros de Sevilla.
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