Tras los resultados del 26-M, deben resolverse algunas cuestiones pendientes. La primera de ellas es la gobernabilidad de numerosos ayuntamientos que dependen de las mayorías que se establezcan. Se da por hecho que VOX se prestará a fijar los pactos necesarios con PP y Cs para lograr importantes alcaldías. Sin embargo, cabe decir que ha llegado el momento en el que los de ultraderecha han alcanzado el suficiente desarrollo como para dejar de ser una simple muleta con la que espantar a las izquierdas de las instituciones. Y eso hace pensar que, a partir de ahora, van a vender su colaboración más cara de lo que se esperan sus potenciales socios. Una mayoría de edad de los de Abascal que les faculta para reclamar cuotas concretas de poder y la puesta en marcha de algunas de sus políticas. De modo que no podrán disimular u ocultar su participación en esa mayoría, tal y como sucede en el gobierno andaluz. En definitiva, se acabó el ninguneo al que son sometidos y eso puede traer sus consecuencias. Atentos a este último aspecto, por tanto.
También, está por ver qué va a pasar en el PSOE-A con Susana Díaz a la que sus compañeros de Ferraz esperan, más pronto que tarde, fuera de todo poder socialista. Hasta ahora, está sometida a esa especie de muerte a pellizco a la que la tienen condenada sus rivales tras perder en su día las Primarias frente a Pedro Sánchez. No hacen más que filtrar que está liquidada mientras que la ex presidenta espera acontecimientos y rechaza ofertas para poner tierra de por medio. La piedra de toque será la designación de los candidatos a presidir las diputaciones provinciales. Ahí, dicen, se notará la mano de Sánchez. Veremos en qué queda esta batalla que los federales consideran el principio del fin del “susanismo”.
Y resta lo fundamental. Con el horizonte despejado de nuevos compromisos electorales, no caben más excusas que paralicen la acción de gobierno de las diferentes instituciones. Andalucía no puede esperar más y es a partir de aquí cuando se comprobará el grado deresistencia y la capacidad de iniciativa de la coalición de gobierno del PP y Cs, presidido por Juan Manuel Moreno así como su cohesión interna. Resaltan que han logrado en estos primeros meses “encapsularlo”, dicen, manteniéndolo así a salvo de las diferentes vicisitudes políticas que se han venido registrando. Pero es ahora cuando se conocerá, definitivamente, la verdadera talla del llamado gobierno del cambio.
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