El miedo tiene dos caras, al menos si hablamos en términos de voto en una campaña electoral. En estos comicios municipales y europeos que se nos vienen encima el miedo no es de izquierdas ni de derechas, porque en realidad es de todos. Al menos, ese es el argumento que todos esgrimen para movilizar a los suyos: aquí la participación ya es tanto una cuestión de apoyar al propio como de frenar al contrario, y así las formaciones de uno y otro espectro apelan a ese miedo para transmitir que, si no reciben un voto que sólo es útil si se les da a ellos, va a ser el otro el que mande y ya podemos ir preparándonos todos porque entonces va a ser un desastre.
Un ejemplo de lo anterior lo teníamos este domingo en la portavoz nacional de Cs, Inés Arrimadas, que se daba un paseo por la Feria de Jerez para decir que hay que votar naranja porque su formación va a ser “el dique de contención del sanchismo”. “Por desgracia el próximo Gobierno de España va a ser de Sánchez con Iglesias y apoyados en los nacionalistas, y por eso necesitamos a Cs en muchos municipios y gobiernos autonómicos” para hacer de contrapeso “ante la subida de impuestos, el populismo de Iglesias o ante el enchufismo que siempre cometen este tipo de partidos”. “Ahora nos toca gobernar”, añadía.
No opina lo mismo la secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, quien destacaba en el municipio cordobés de Pozoblanco que en España “se paró a la extrema derecha” en las elecciones generales del pasado 28A, y se la podrá contener, de nuevo, el 26M “porque sigue viva la generación de la Transición”. Así que considera que “hacen falta alcaldes socialistas” para asumir “la responsabilidad” de impedir “que el fantasma de la extrema derecha vuelva a asomar con fuerza en este país, que no lo merece, que no olvida y que tiene que mirar al futuro desde la concordia, pero también desde la verdad”.
Previamente, Díaz pasó por Villanueva de Córdoba, donde dejó un mensa en esa misma línea. A su juicio, y tras lograrse en las pasadas elecciones generales “un país más decente socialmente gracias al voto de los españoles”, ahora entre los andaluces impera la “sensación” de que “tienen que rematar la faena el 26 de mayo con gobiernos socialistas” en los municipios andaluces, “para impedir lo que pasó aquí el 2 de diciembre”, en alusión a las elecciones autonómicas en la que la suma de PP, Cs y Vox desalojó al PSOE del Gobierno de la Junta.
Precisamente al Ejecutivo andaluz hacía referencia el PP por medio del viceconsejero de Presidencia y presidente de los populares de Cádiz, Antonio Sanz, quien hacía mención al miedo pero para no tenerlo a la hora de votar al PP. “El cambio político merece la pena, no hay ningún riesgo y basta con mirar a Andalucía en donde el Gobierno del cambio de Juanma Moreno ha generado grandes expectativas y nadie se va a arrepentir del nuevo rumbo que ha tomado nuestra tierra”, resaltaba en Alcalá de los Gazules.
Ilusión y patriotismo
Desde el conglomerado de Adelante Andalucía hablaba Pablo Pérez Ganfornina, quien también se agarraba al miedo pero para superarlo, pasando de un voto “decisivo del miedo a un voto de ilusión y esperanza para construir municipios más justos”. El 28A se dijo “no al Gobierno de las derechas y de los ricos” pero “no hay que confiarse, fue un partido de ida y el 26M nos jugamos el partido de vuelta y de la esperanza”.
Por último, a Vox de ponía voz uno de sus cofundadores, el exfuncionario de prisiones secuestrado por ETA José Antonio Ortega Lara, que abogaba en Jaén por “un voto patriótico” frente a la apelación al voto útil, una llamamiento que “está muy depauperado".
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es