Corría el otro día como la pólvora por El Puerto por los teléfonos móviles, por las redes sociales un mensaje demoledor contra la gestión de David de la Encina, un sintético pero contundente repaso a cómo termina esta legislatura y en qué situación queda El Puerto tras cuatro años de este alcalde. Y sentí pena. Desconozco la persona que creó ese mensaje pero desde luego, hizo la mejor fotografía del estado de la ciudad. Y sentí pena.
Pero ¡ojo! Que ahora todo el mundo le da palos a David de la Encina, y muchos los merece, pero no olvidemos que ahora se van a cumplir cuatro años de aquella famosa frase de Izquierda Unida de que el PSOE no era de fiar para solo días después formar juntos un Gobierno que no respetaba la lista más votada y de la que han tenido que salir por la puerta de detrás.
No olvidemos que gran parte de la paralización de esta ciudad se debe a la irresponsabilidad de Levantemos El Puerto que vino de salvador para terminar poniendo una soga al cuello al equipo de Gobierno y, en realidad, a la ciudad. Y sentí pena. Aunque nada me sorprende. La legislatura empezó con un pleno extraordinario solemne convertido por ellos mismos en una jaula de grillos.
Los cuatro años de De la Encina comenzaron con un bochornoso espectáculo que muchos sabíamos terminaría así, con El Puerto por los suelos. Sí se puede, decían. Pero la realidad pasó por encima y que va, no se pudo. No se pudo hacer presupuestos, no se pudo gestionar urbanismo, no se pudo atender a las personas más vulnerables.
Confío en que hayamos aprendido la lección y en que sepamos valorar las cosas y nuestra ciudad antes de hacer caso a cantos de sirena que, al final, siempre terminan siendo gritos de sapo. Aquel mensaje al que hacía referencia al principio es realmente impactante y debería estar grabado a fuego en la mente de todos los portuenses de cara al 26 de mayo.
Porque al igual que ya hace cuatro años muchos decíamos que no todo vale en política, cuatro años después hemos comprobado que no todos valen en política ni todo vale El Puerto no puede seguir agrietándose, trozo a trozo. El Puerto aún está a tiempo de pasar página a esta historia tan negra porque aún hay tiempo de cambiar las cosas. Será lento, será costoso, pero si los portuenses quieren, si todos arriman el hombro, si luchamos por esta ciudad que tanto merece la pena, la luz terminaremos viéndola.
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