Curioso Empedernido

Regalar un recuerdo

Nos subimos al caballo de la crítica y la autocrítica y comprobamos que mejoramos, cuando somos capaces de corregir nuestros errores

Debemos defendernos del mañana, porque somos memoria o no somos nada. Tal vez por eso regalar un recuerdo sea una de las cosas más hermosas que pueda ofrecerse a alguien. Cuando miramos sin prejuicios  a nuevos mundos, y recuperamos más tiempo para no olvidar, nos sorprendemos y hay palabras que jamás nos habían sonado tan bien.

Nos subimos al caballo de la crítica y la autocrítica y comprobamos que mejoramos, cuando somos capaces de corregir nuestros errores y abrimos la puerta a la esperanza y cerramos los balcones a la arrogancia. Si los recuerdos son agradables los proyectaremos en el futuro como elementos de construcción, sino serán una pesadilla que nos perseguirán siempre.

Hay tentaciones poco originales y compromisos tremendamente creativos, cuestiones indefinibles y tareas explicitas, regresos triunfales que después se convierten en recuerdos increíbles., ganadores aparentes que son perdedores evidentes, resistentes que se transforman en sujetos perdidos y olvidados.

Entre retos superados y pruebas fallidas, ideas nuevas y libros viejos, proyectamos nuestras  aspiraciones y frustraciones, recomendamos reflexiones y evitamos entrar en conflictos, ponemos el dedo en la llaga y nos damos cuenta cual es el mejor de los remedios.

A veces en nuestras contradicciones, denunciamos aquello en lo que fallamos, respaldamos lo que repudiamos y postulamos lo contrario de lo que creemos. Decimos una cosa y actuamos justo de  la forma contraria. Y en este despropósito, nos damos cuenta que las cosas han cambiado, y que ya nada es como antes.

Tal vez, por eso y mucho más , regalar un recuerdo no solo es algo precioso sino necesario , es una buena hora , cuando asoma el pasado en todo su esplendor y nos alumbra el futuro, porque habíamos olvidado que nuestro gran riqueza está en nosotros mismos.

Sin prejuicios y perjuicios, vamos construyendo nuestra realidad aprendiendo de los demás. , sin situaciones idílicas ni buenísimos, sino con los oídos y los ojos bien abiertos y los dientes afilados, por si tenemos que morder a alguien.

Nos cansamos que nos digan lo que tenemos que hacer para quedar bien con cualquier hijo de vecino, o con que nos conduzcan como títeres a enfrentarnos contratodo y todos. Nos vamos dando cuenta con el tiempo que hemos de pensar antes de actuar, ya que si lo hacemos al revés nos arrepentiremos.

Si somos curiosos, estamos en permanente evolución, si no veremos pasar nuestros días con desgana y aburrimiento, en lugar de con ilusión y entusiasmo. Debemos saber interpretar las señales de los estímulos que nos rodean, para tener cada vez más independencia a la hora de actuar.

Nuestro entorno es dinámico, con frecuencia lento pero seguro. El presente y el futuro está lleno de retos y cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. Debemos ser auténticos y no empeñarnos en aparentar lo que no somos.

Desde el recuerdo que nos regala el presente diariamente, hemos de aprender a ser humildes y escuchar a los demás, porque hay quienes pierden toda la razón cuando se empeñan en tenerla. No debemos dejar que un rechazo, una referencia o una espera nos desanimen. 

No debemos nunca  dejar de tratar bien a quienes nos rodean. Más tarde recogeremos lo que hayamos sembrado como el regalo de un grato recuerdo.
        

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