Andalucía está plagada de estampas icónicas, y una de ellas es la del Tajo de Ronda, aunque no sea éste el único de los atractivos que la hacen singular y destino imprescindible en cualquier época del año, y más aún en primavera. La ciudad milenaria posee uno de los conjuntos históricos más bellos de España, declarado Bien de Interés Cultural desde 1996, en el que sobresale un extraordinario patrimonio artístico que va desde sus iglesias y casas palacio hasta la monumental plaza de toros.
Su patrimonio histórico y cultural refleja la herencia de un pasado en el que aún permanece visible la huella de los romanos, el legado árabe y las reminiscencias del arte mudéjar, gótico y barroco, hasta llegar al siglo XVIII, que marca el inicio de la era moderna de la ciudad y el momento en el que se construyen los monumentos más significativos y emblemáticos de la aristocracia de entonces y de la Ronda actual, entre los que se encuentran el Puente Nuevo y la Plaza de Toros. Un pasado que, en todo caso, no se detiene ahí, sino que forjó a lo largo del siglo XIX la imagen romántica que ha llegado asimismo de la ciudad hasta nuestros días, bajo el peso de los relatos sobre el bandolerismo y el auge de la tauromaquia, que conquistaron ya por entonces el corazón de los primeros viajeros llegados de todo el mundo.
El misterio, el embrujo, el asombro, llámenlo como quieran, siguen presentes en una ciudad de una riqueza cultural y tradicional que abarca también al mundo de sus extraordinarios vinos y al de una riquísima gastronomía que pueden endulzar con sus típicas yemas y gañotes. Cultura y tradición enriquecida cada año con la Semana de Pasión, ya que Ronda es, también, ciudad de devociones que se remontan al siglo XVI, fecha de la que datan algunas de sus históricas cofradías.
Su Semana Santa está declarada de Interés Turístico Andaluz: por el escenario natural de las calles y monumentos por los que transitan sus tronos -algunas cofradías mantienen aún la tradición malagueña de los horquilleros- y por el inmenso valor artístico de sus imágenes. Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección se suceden un total de 15 salidas procesionales, y no son pocas las peculiaridades que entrañan muchas de ellas, ni los hitos que la convierten en lugar de visita imprescindible, caso del Solemne Vía Crucis Penitencial, que tiene lugar cada Martes Santo; de la procesión del Cristo de la Buena Muerte, cuya imagen es portada por miembros de la Legión de Ronda en la tarde del Jueves Santo; o de la procesión de Padre Jesús, en la noche del Jueves Santo, máxima expresión de la fe popular de la ciudad.
Pero junto a la devoción, préstense a la contemplación de imágenes como las del Santísimo Cristo de la Sangre (obra de Duque Cornejo) y Nuestra Señora del Mayor Dolor (de Alonso Cano), ambas de 1737, o a la dimensión histórica de cofradías como la de la Vera Cruz, que dicen tuvo la oportunidad de conocer Miguel de Cervantes durante su visita a la ciudad, o a creaciones artísticas impresionantes, como la urna tallada y dorada del Santo Entierro.
Son algunos de los apuntes en torno a una ciudad vestida de Semana Santa, pero también de belleza y pasado únicos.
De Ronda a su serranía
Pasear por el conjunto histórico de Ronda es una delicia a la que hay que sumar los atractivos turísticos que ha ido incorporando. Así, el paseo por el Puente Nuevo o la propia Alameda del Puente, al borde de la cornisa del Tajo, resultan inevitables, así como las visitas a la Plaza de Toros, donde se encuentra asimismo el Museo Taurino, o al Museo del Bandolero. Unos atractivos a los que hay que sumar el entorno de la Serranía que envuelve a la ciudad y en la que también podemos encontrar municipios tan destacados como los del Valle del Genal.
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