Hay leyendas azules, verdes y amarillas, pero, no sé por qué, la de España siempre es negra, qué coincidencia. Que les pregunten a los británicos y a su enorme interés en mantener esa maldita leyenda, cuando uno de sus más tiernos piratas fue el filibustero Francis Drake, asaltador sanguinario de barcos españoles y que por cierto todavía no nos ha pedido perdón, que yo sepa, el muy granuja. Ahora va el presidente de Méjico y se descuelga diciendo que España le tiene que pedir perdón a su país, porque hace más de 500 años Hernán Cortés y los suyos hicieron en aquellas tierras auténticas barbaridades. Tampoco es que Hernán Cortés fuera un angelito, pero al lado de Nerón, por ejemplo, era un inocente colegial y todavía Nerón no ha pedido perdón por haber sido tan pirómano y tan sinvergüenza.
Esas declaraciones han sido esta semana el cachondeo del manicomio. A muchos locos les parece mentira que ellos estén aquí encerrados así por las buenas y que Andrés Manuel López Obrador, que así se llama el fulano, esté suelto por la calle y además bebiendo tequila sin control. En todo caso López ha demostrado que en su casa quien manda es su mujer, que es la que le ha metido en el coco la pamplina. Precisamente López la nombró Coordinadora del Consejo Asesor Honorario de la iniciativa de Memoria Histórica y Cultural de Méjico, con lo que todo está casi dicho. Y ella parece que le ha dejado claro a López que se prepare, que piensa ejercer a tope su brillante cargo y que no se le va a olvidar nada de nada. Y ha tirado del pasado.
De golpe se ha acordado de que hace un porrón de años llegaron allí los españoles con uno de Extremadura al frente y que llegaron arrasando. Ya su marido le había dicho que mira Beatriz, que lo de Hernán Cortés hace mucho tiempo, que vamos a columpiarnos, que de aquello ya nadie se acuerda. Que sí, que sí, que fueron muy malos con nosotros y nos tienen que pedir perdón. Mujer, que Felipe con lo que tiene en Cataluña ya va despachado. Que sí, que sí, que ahora mismo le estás mandando una carta para que nos pida perdón. Y al Papa también. Mujer, que el Papa ya está bastante dolido con los cardenales que tiene.
Total, que López, demostrando un cariño excepcional hacia su mujer y un desprecio grandioso hacia la historia, mandó las cartas a donde le mandaba su memorable esposa.
En el manicomio hay un loco que es de Sagunto, que, cuando se ha enterado del tema, se ha puesto rabioso y se ha quitado de encima los complejos. Se tira el día preguntando que cuándo Aníbal le va a pedir perdón por lo que hizo en su ciudad en el año 219 antes de Cristo, en que los cartagineses asediaron Sagunto prefiriendo morir sus habitantes antes que entregarse. Yo voy más lejos. ¿Cuándo nos van a pedir perdón Adán y Eva por comerse aquella manzana prohibida, origen de todos nuestros problemas? Y, si me apuran, ¿cuándo nos van a pedir perdón los mejicanos por ese toque cantinflero que le dan al grandioso idioma español que allí les dejamos?
Y yo le digo al loco que no se altere, que López cumple a la perfección aquello que dice que quienes duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición. En todo caso, Sr. López, siendo tan áspero y tan amargado no hace usted honor a su segundo apellido Obrador, que es precisamente donde se fabrican los dulces y no los resentimientos.
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