Tenemos que aprender a vivir. Paso a paso. Sueño a sueño. Aprender a valorar cada instante, porque cada instante es un regalo que guarda su magia. Pero a veces nosotros no entendemos los trucos. No sabemos por dónde tomarlos. Y lo más probable sea que no le estemos prestando la atención suficiente y requerida. Como a todo en esta vida. Porque nos centramos siempre en todo lo malo, olvidando lo bueno que cada día experimentamos, que os puedo asegurar que es mucho. Sin embargo, nos hemos convertido en una sociedad materialista, envidiosa. Sin importar lo que tenemos, porque es mucho mejor criticar lo que tiene el de al lado. Mucho mejor intentar hacerte con todo eso que no te pertenece y sobre todo, llegar a la cima pisoteando a todos los de al lado. Nos confundimos señores. Así nos va, que estamos dando pasos hacia atrás. Que estamos volviendo a todo eso que ya habíamos superado, pero estamos dando vida a todos esos fantasmas. Estamos despertando ese espíritu que creíamos ya dormido. Y tenemos que seguir luchando, por hacer mejor esta sociedad, por luchar en ser mejores cada día, olvidando lo que tenemos alrededor para así poder hacerlo por nosotros mismos. De repente, todo llegará. Y será como debe ser, un mundo idílico quizás. Pero en el que todos podamos disfrutar, podamos dejar atrás todo lo malo y podamos llegar a donde nos propongamos, eso sí, siempre que los objetivos sean reales y alcanzables.
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