El ojo de la aguja

Aniversario de Arcensio

El pasado 11 de enero se cumplió el aniversario del nacimiento del gran vate serrano, Jesús Arcensio Gómez Sánchez.

Publicado: 25/03/2019 ·
12:45
· Actualizado: 25/03/2019 · 12:45
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Autor

Juan Bautista Mojarro

Mojarro es un veterano articulista onubense, escritor y poeta. Ha trabajado y colaborado con casi todos los diarios onubenses

El ojo de la aguja

Un viaje por el pasado de Huelva, sus barrios, sus personajes ilustres y anécdotas, además de sus reflexiones sobre el devenir de la sociedad

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El pasado 11 de enero se cumplió el aniversario del nacimiento del gran vate serrano, Jesús Arcensio Gómez Sánchez. Había nacido en la localidad empinada de la sierra de Huelva, Galaroza en el año 1911, y se nos fue en Sevilla en el Parque de los Principes cuando nadie lo esperaba. Voló Arcensio lejos de su terrible soledad y nos dejó el juglar del chopo, del manantial, la ondulada corriente y la serranía de  encinas y los alcornoques, de la estampa del eterno paisaje serrano, fuera de su cautiverio, como el pájaro libre de su jaula, fuera de la agobiadora soledad que cita en ocasiones en su desgarradora lírica. Huelva, que se entienda que, por recoleta y acogedora, supo perpetuar su paso por este mundo y  le rotuló una calle con su nombre ‘Calle del poeta Jesús Arcensio’, ubicada frente por frente al Palacio de Justicia. Su biógrafo, el poeta, José Baena Rojas, hace mención de aquella generación joven de poetas de Huelva y la provincia  que le visitábamos para deleitarnos con su sabiduría y también con su generosidad, una dualidad que surgía en Arcensio a flor de piel  y que le distinguía.     Recuerdo que, en mis primeros pasos en poesía de cara a Huelva, Jesús Arcensio, allá por el 31-11-77 contaba con una sección en el vetusto diario Odiel  titulada ‘Empiece el día con versos’. Y  fue en ese mismo día cuando me sorprendió cediéndome su espacio en la misma. Sangre de mi sangre suenas/en acordes de esperanza/en concertada alabanza/de tus huesos y de tus venas/suavizaré las cadenas/del temor con la templanza/y cambiaré en confianza/y en optimismo la pena/Vendrás con la primavera/gritando en la hora en punto/de un sueño azul y rosa/Yo, en lo incierto de la espera/ temor y esperanza junto/en mi inquietud amorosa. Jesús Arcensio bajó de la serranía a la Bahía, y desde aquí su pasión por la poesía se fue agrandando en sensibilidad, talento y generosidad. Jesús tenía que llamarse, parecía tener agujeros en las manos como una premonición, todo dinero que le llegaba, se le iba. De ahí, seguro, la atracción que sentía de la Huelva de antaño de los años cincuenta, no solo por su arte en poesía y flamenco que emanaba de su vida sino también por su innata y probada humanidad sin diferencias sociales ni de edades,  tan poco común en aquellos tiempos de adolescente que también tuve la suerte de convivir con él. Jesús Arcensio, mi memoria de hoy que ya se tambalea, te hacen presente como tú hubieses deseado para compartirla  también con  aquellos que te rozaron y siguen recordándote. 

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