Sindéresis

Lejía y gilipollas

Me queda poco para escuchar cosas como «¿Cuántos de Vox caben en un coche? Dos delante, dos detrás y diez en el cenicero.»

Publicado: 24/03/2019 ·
22:09
· Actualizado: 24/03/2019 · 22:09
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Hay pocas cosas más peligrosas que un gilipollas con poder rodeado de cobardes y pelotas. Esta es una circunstancia que se da cuando la mecánica interna de los partidos políticos permite que lleguen arriba aquellos que tienen menos escrúpulos, menos interés por el bien común y menos talento. Sucede porque estas personas acumulan guardaespaldas en lugar de consejeros y no necesitan consejeros porque no albergan ningún miedo a las consecuencias que tienen para los demás sus errores; tienen miedo a que les quiten el cargo.

 Es por esto ni más ni menos que los imperios, o con más propiedad, los centros, comienzan su decadencia cuando sus dictadores están por encima de las normas y las costumbres. Pero no nos vayamos a términos antiguos y hablemos de cobardes, pelotas y etcétera. Esta gente, este etcétera, los que he llamado gilipollas, pero podríamos calificar de trepas, egotistas, cortos de miras o mesiánicos, muestran cierta tendencia a caerse y arrastrar a los que les rodean y a los que se han quedado un poco más lejos. Como no hay voces críticas a su alrededor que los atemperen o incluso los defenestren llegado el caso, lo que en una reunión normal de tormenta de ideas se descartaría como absurdo, cuando lo dice un líder atontao rodeado de pelotas y cobardes se transforma en la idea del siglo y se lleva a término.

Un ejemplo, que no digo que los cabezas de lista de Podemos e Izquierda Unida en Jerez sean gilipollas y estén rodeados de pelotas y cobardes, pero un ejemplo que podría valernos es el absurdo acto del que hemos tenido noticia estos días. Los líderes de Podemos e Izquierda Unida en Jerez se van a la parte de la calle donde ha habido un acto de Vox y limpian el suelo con lejía. ¡Qué bonito! ¡Qué ironía más fina! ¡Cómo han abierto los ojos de los votantes de Vox y cómo han conseguido que los votantes moderados abracen la nueva política, esta de la retranca y la originalidad! ¡Eh, mira, estos que predican por la tolerancia y el respeto en lugar de debatir y confrontar ideas han insinuado que por donde pase cierto partido político y sus simpatizantes hay que limpiar con lejía! ¡No jodas, mira, me recuerda a la propaganda fascista contra los rojos, me gustan estos chicos, les quiero dar el gobierno de la ciudad y, qué coño, el Ministerio de Cultura, el de Turismo y el de Tecnología!

Porque, claro, no hay nada mejor para cambiar el sentido actual del voto que predicar entre conversos, hacer el quiste de tu partido cada vez más fuerte y pequeñito, y mostrar a los demás que eres el mismo tipo de persona capaz de decir que los del 15M eran unos piojosos, que las feministas que van a las manifestaciones no se duchan y que, cómo no, cuando el partido con el que no compartes nada predica en tu ciudad, tú no montas un púlpito de seguido para contrarrestarlo, tú no tienes argumentos, tú no crees que esto sea una batalla de las ideas para ganar el futuro y proteger a gente que lo necesita.

Tú crees que esto es un concurso de chistes. Chistes nazis. Me queda poco para escuchar cosas como «¿Cuántos de Vox caben en un coche? Dos delante, dos detrás y diez en el cenicero.»

No les vais a ganar nunca en vulgaridad, agresividad y nunca vais a cruzar un límite que ellos no estén dispuestos a cruzar. No podéis competir en ese campo y no es lo que la gente necesita; desde luego, no es lo que vuestras compañeras y compañeros esperan. Los ponéis en una encrucijada: o aprueban vuestros actos o los censuran. En serio, ¿de quién fue la idea? No te recomiendo que le preguntes si te quedan bien unos pantalones. No te recomiendo que le preguntes siquiera si estás vestido o desnudo.

¿Sabéis cómo arrinconaron y redujeron a la mínima expresión en Creta a Amanecer Dorado? Hablando con la gente, saliendo a tomar un café, comprar un kilo de pomelos, y hablar con la gente de política, verdad y justicia. ¿Sabes de esos temas? El resto vendrá solo.

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