La tribuna de Viva Sevilla

Órganos históricos de la comarca de la Vega

Honorio Aguilar, arquitecto, analiza la situación de los escasos órganos de tubo históricos que quedan en la comarca sevillana de la Vega.

De los municipios que conforman la comarca de la Vega del Guadalquivir en Sevilla, muy pocos conservan el instrumento musical en el que convergen aspectos tan diversos como su importancia histórica, etnográfica, más allá del papel catalizador para las actividades relacionadas con la música y su dimensión social como elemento de convivencia: son los órganos de tubos históricos de algunas de sus iglesias. Prácticamente la totalidad de los municipios contaban con este instrumento, extendido por sus iglesias a partir del barroco hasta el romanticismo.

La falta de conocimiento e información que supuso su desvalorización, las modificaciones de la liturgia y las ventas improcedentes de la totalidad o parte de estos, materiales muy cotizados entre los anticuarios o especialistas, supuso la destrucción o el abandono en muchos casos de grandes instrumentos que marcaron no solo las costumbres de una época.

En la actualidad se conservan los órganos de tubos de los municipios de La Algaba, La Rinconada, Alcalá del Río, Cantillana y Peñaflor, realizando un recorrido imaginario aguas arriba por el cauce del Guadalquivir. De estos, sólo el municipio de Alcalá del Río ha llevado a cabo la restauración del instrumento, ubicado en la Parroquia de la Asunción, interesante iglesia gótico mudéjar del siglo XIV, convirtiéndose en un foco de cultura y actividad envidiable por municipios vecinos.

Un órgano de tubos en una iglesia no sólo puede ser un adorno mueble que está colocado en las alturas para embellecer espacios amplios, coros y tribunas, sino que ya de por sí es una pieza única. El sonido de un órgano es único porque nunca se construyen dos órganos exactamente iguales, y aunque así fuera, su sonoridad variaría en función del espacio donde se le haga sonar. Estos instrumentos contienen en sí todas las artes: la arquitectura de su mueble, el cual fruto de su tiempo se adapta a los gustos estéticos de la época en la que fue construido; pintura y escultura complementan el diseño arquitectónico que envuelve la maquinaria y tubería.

La física y las matemáticas son parte intrínseca en la construcción y medidas de los tubos y los conductos de aire que alimentan a éstos. La química y aleación de metales también es fundamental en el resultado final sonoro del instrumento, en el que hay que poner mucho conocimiento y experiencia para que el timbre y sonoridad final sea acorde y proporcionado al espacio del templo. El órgano, recomendado especialmente por la Iglesia para elevar las almas y acercarlas a realidades celestiales, es desde el siglo VIII en el que se introduce en los templos como instrumento litúrgico, la mayor y más poderosa herramienta para sensibilizar el alma y el espíritu con la oración y la fraternidad.

Restaurar un órgano no sólo es poner en valor un bien mueble de interés cultural, sino que hace posible que siga ejerciendo su principal función litúrgica, complementada con actividades culturales, pedagógicas, discográficas, patrimoniales, et, etc. De entre los municipios que aún los conserva, Cantillana posee un órgano de tubos colocado en el coro alto de la Iglesia de La Asunción. Un instrumento del que aún no se conoce el autor, pero que data aproximadamente de la segunda mitad del siglo XVIII, aunque parece ser que ha tenido intervenciones posteriores.

De una singular caja, teclado original, tubería prácticamente completa y una magnífica sonoridad del templo que lo alberga haría de este instrumento restaurado es el de mayor tamaño de la comarca y tendría unas grandes posibilidades tímbricas y sonoras. De gran interés es asimismo el órgano de Peñaflor cuyo autor es Otín Calvete, similar al de la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, con mueble neoclásico y muy completo de tuberías; junto con los de La Algaba, romántico, y La Rinconada, de menor tamaño, pero muy interesante en especial por la iglesia gótico mudéjar de Santa María de la Nieves donde se ubica, una vez restaurados conformarían una red de instrumentos musicales de gran potencialidad, que unirían, además del Guadalquivir, estos municipios ribereños de la comarca de la Vega.

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