Paul Manafort, el exjefe de campaña del ahora presidente de EE.UU., Donald Trump, fue condenado hoy a tres años y once meses de prisión por los ocho delitos de fraude de los que fue declarado culpable en agosto pasado.
La condena contra Manafort no tiene relación con las actividades que desempeñó como jefe de la campaña de Trump, aunque es producto de la investigación sobre la trama rusa que encabeza el fiscal especial Robert Mueller.
Manafort, de 69 años, enfrentaba hasta 24 años de cárcel por los delitos de fraude fiscal y bancario por los que fue condenado, pero el juez del caso, T.S. Ellis, con tribunal en Virginia, afirmó que esa cifra hubiese sido "excesiva"
El magistrado dijo que Manafort es un hombre que "ha vivido una vida irreprensible" excepto por "el robo de dinero a todos los que pagan impuestos".
Por su parte, el que fuera jefe de campaña de Trump entre junio y agosto de 2016 respondió sentirse "humillado y avergonzado" y pidió al juez que fuera benévolo.
En una causa separada y todavía sin sentencia, Manafort está acusado de trabajar durante décadas asesorando a gobiernos extranjeros sin informar al Ejecutivo de EE.UU. ni cotizar al erario público, como marca la ley.
Está previsto que el próximo miércoles, 13 de marzo, Manafort reciba la condena de este segundo caso, que deberá sumar a los tres años y 11 meses.
Manafort, de hecho, tuvo que dimitir de la jefatura de campaña de Trump al descubrirse que ocultó a las autoridades un pago de 12,7 millones de dólares por una asesoría al depuesto presidente ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014).
Cuando en mayo de 2017 el Departamento de Justicia nombró al fiscal especial Robert Mueller para investigar la presunta injerencia del Kremlin en las elecciones a la Casa Blanca del año anterior, este puso la lupa en las finanzas de Manafort para forzarle a colaborar en la pesquisa.
Cercado por las acusaciones en su contra, Manafort terminó por firmar un acuerdo de colaboración con los fiscales de Mueller que investigaban la campaña de Trump a cambio de recibir una condena reducida en sus procesos.
Sin embargo, Mueller rompió el trato al considerar que Manafort le había mentido de forma reiterada, algo que la jueza Amy Berman Jackson ha considerado probado y que podría sumarle años a la condena de la próxima semana.
Según la jueza, Manafort mintió a los fiscales sobre su relación con su socio Konstantin Kilimnik, con supuestos nexos con la inteligencia rusa; sobre un pago que recibió a través de un comité político de Trump; y sobre otra investigación en curso del Departamento de Justicia que no divulgó.
Mucho se ha especulado sobre la posibilidad de que Trump pueda decretar un indulto en favor de Manafort.
Las mentiras a Mueller no fueron el único obstáculo que Manafort puso a la investigación sobre la trama rusa y a los procesos en su contra.
El pasado 15 de junio, estando él en arresto domiciliario desde la imputación de los primeros cargos el 30 de octubre de 2017, Jackson decretó su ingreso en prisión al acusarlo de intentar influir en las declaraciones de otros testigos.
Mueller y sus fiscales investigan la supuesta injerencia del Kremlin en los comicios presidenciales de 2016, así como los posibles contactos entre miembros de la campaña de Trump y funcionarios rusos.
La caída en desgracia de Manafort se suma a la de Michael Cohen, exabogado de Trump, condenado a tres años de cárcel por delitos sobre financiación de campaña, sentencias con las que Mueller estrecha el cerco sobre el presidente estadounidense.
Está previsto que Cohen ingrese en prisión el próximo 6 de mayo. A diferencia de Manafort, Cohen está ahora enfrentado con Trump y está dedicando las semanas previas a su encarcelamiento a colaborar en las investigaciones en curso contra el presidente.
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