Cádiz

'Barhie': un referente de la pintura neoclásica con firma de mujer

El Museo de Cádiz exhibe el autorretrato de la primera mujer académica de mérito. Un homenaje al 8M

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  • Autorretrato. -

Bajo la campaña enarbolada por el Museo de Arte de Almería, Mujeres y Arte, ha salido a la luz desde el Museo de Cádiz el autorretrato de Victoria Martín de Campo ‘Barhie’ (Cádiz, 1794-1869), primera mujer académica de mérito de Bellas Artes. Una gaditana que destacó en el mundo de las artes y a la que apenas se le ha dado visibilidad pero que tiene mucho que decir. Su vida doméstica contó con la presencia de un par de maridos, sin hijos, y una pérdida de poder adquisitivo que la llevó a vivir sola con sus recuerdos: su piano, sus libros y sus pinturas.

En el Museo de Cádiz de la plaza Mina se puede disfrutar del autorretrato de esta gaditana ilustre, considerada como uno de los valores más destacados de la pintura neoclásica española,  que aprendía, según explica en su estudio sobre la misma María José de la Pascua Sánchez, a desarrollar su vena artística en la Acdemia de Bellas Artes de Cádiz de la mano del pintor neoclásico gaditano, Manuel Montano. A diferencia de otras mujeres pintoras de la época, ‘Barhie’ recopiló conocimientos de perspectiva, arquitectura, pintura y arte en general.

Sin embargo, según explica en su estudio De la Pascua, muchas de estas mujeres artistas obtenían sus conocimientos de los talleres familiares, donde aprendían a pintar, esculpir o grabar. En concreto, cumplían con los encargos que llegaban al taller y eso hacía que apenas si tuvieran preparación de aritmética o geometría, impidiéndoles tener un conocimiento en perspectiva, así como tampoco podían asistir a clases de anatomía o dibujar modelos desnudos. Todo estaba prohibido para ellas. Se ilustraban a base de esa formación de puertas para dentro que las ha dejado en un anonimato que debe empezar a despejarse para hacerles justicia.

La protagonista no fue de las que esperó sentada a que le llegara la oportunidad, explica la experta en su estudio. Además de su propia producción destacaba la participación en exposiciones y la concurrencia a certámenes, donde obtenía muy buena crítica. Hay que resaltar su relación con la Academia gaditana, así como su participación con dibujos de estudio y copias de pintores en los certámenes, le hicieron merecer ser Académica de Mérito en 1840.  

Son galardones que pasan desapercibidos con el paso de los años, pero que deben ponerse en valor, especialmente en áreas donde la figura femenina aún tiene que enfrentarse a muros arraigados para conseguir los mismos méritos que el resto de sus compañeros. Cádiz siempre ha tenido artistas y ahora habrá que sacar brillo a las que hace siglos firmaron en femenino.  

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