El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), con sede en Sevilla, ha puesto su foco de atención en la creación femenina con la inauguración de unas exposiciones de la artista valenciana Soledad Sevilla y de la jerezana Ana Barriga.
En el primer caso, Soledad Sevilla reúne en La Algaba, Vélez Blanco, El Rompido, algunas de las grandes instalaciones que ha realizado en relación con Andalucía, mientras que Ana Barriga presenta, en 'De animales a dioses', un proyecto específico realizado para los espacios del centro dirigido por Juan Antonio Álvarez Reyes, según informa la Junta en una nota en la que precisa que ambas muestras están abiertas hasta el 25 de agosto.
Soledad Sevilla (Valencia, 1944) recorre en su propuesta toda Andalucía a través de tres paradas geográficas. La primera de ellas parte de su experiencia espacial y sensorial en una almadraba abandonada de El Rompido (Huelva), y que fue materializada para su exposición en el IVAM, en un antiguo convento, hoy Centro del Carmen.
De esta instalación, donada recientemente al CAAC, partió la idea de esta muestra, que se expandió inmediatamente a Vélez-Blanco (Almería). Por último, las dos instalaciones con hilos de algodón blanco provienen de las que realizó en La Algaba (Sevilla) y cierran, de este modo, la exposición.
Por su parte, Ana Barriga (Jerez, 1984) presenta en su primera exposición en un museo un proyecto específico realizado para los espacios del CAAC; en concreto, el Refectorio y la Capilla de la Magdalena de la antigua Cartuja Santa María de las Cuevas.
La artista andaluza busca establecer una relación entre las distintas etapas históricas de estos espacios, primero como lugar donde se hallaban y utilizaban de forma cotidiana los objetos de cerámica (monasterio), luego como fábrica de porcelana en sí y, por último, con la presencia de iconos/figuras de la cultura visual contemporánea (de Trump a Zuckerberg).
El terreno habitual de Ana Barriga es la pintura, aunque en ella están presentes la escultura y los objetos decorativos o cotidianos, que suelen ser los elementos representados en ella. Pero esta representación no siempre es fiel, sino que, al configurar estos elementos, como ella misma explica, "los pinto, rompo, mutilo, ensamblo o compongo de tal o cual forma, como si estuviese jugando con ellos", de forma que cuando afronta una pieza "pruebo, borro, repinto, modifico e incluso intervengo con espray como si se tratara de un acto vandálico hacia mi propia pintura", según indica la artista
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