El Loco de la salina

Que te calles

Ahora que el ambiente está hirviendo de coplas de Carnaval, sería bonito echar un vistazo a lo que fue la censura en aquellos difíciles tiempos del franquismo.

Publicado: 03/03/2019 ·
23:05
· Actualizado: 03/03/2019 · 23:09
Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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Ahora que el ambiente está hirviendo de coplas de Carnaval, sería bonito echar un vistazo a lo que fue la censura en aquellos difíciles tiempos del franquismo. Para empezar, la Orden Circular de 3 de febrero de 1937 dejaba la cosa clara. Entre otras cosas decía incluso rimando: “Este Gobierno General, ha resuelto suspender en absoluto las fiestas de Carnaval”. En años sucesivos se sigue manteniendo la prohibición. No le quiero decir nada respecto a lo que se podía y no se podía cantar en la calle. Con papel de fumar. Pero vamos a asombrarnos un poquito de los cuerdos de aquella época, que bajo el nombre de censores escondían un cerebro más estrecho y oscuro que el futuro del Real Madrid. Unos cuantos ejemplos vendrán bien al caso:

1) Una agrupación carnavalesca cantaba al éxito del Cádiz C.F. por subir a segunda división y la letra decía que el Cádiz había conseguido una gran hazaña. El censor de turno la prohibió por toda la cara, tachando la palabra hazaña, que estaba escrita con «h», diciendo que podía ser una alusión al presidente de la Segunda República, don Manuel Azaña. ¿Se puede ser más analfabeto?

2) El Ayuntamiento de Cádiz impuso en 1862 que todas las agrupaciones tenían que pagar un durito por salir a la calle. Cuantas menos agrupaciones salieran a la calle, más tranquilidad. La tranquilidad de los cementerios. El cachondeo estaba servido. Muchas se tomaron a chufla el tema. Entre ellas decía el coro “Los espejos” al final de su cuplé: “Un durito me han hecho pagar a mí. / Lo pagué y no hay (nada) que decir. / Yo suplico al que me lo hizo pagar / que se abrigue no se vaya a resfriar”. Terminaron por suprimir la orden.

3) En la chirigota “Los nuevos reclutas” censuraron esta letra porque suponía una falta horrorosa de respeto a los militares:

“Aquí nuestro sargento es hijo de Utrera / y tiene dos pinreles igual que dos pateras. / Es un hombre buenazo pero muy bruto, / nunca hizo una letra ni con un canuto. / El que lo hizo sargento / sería que el coco se le nubló. / Mejor estaba de guarda / de los retretes en San Juan de Dios”. ¿Quién tenía el coco más nublado?

4) “Los escarabajos trillizos” (Los Beatles de Cádiz) terminaban un pasodoble con esta letra, que escandalizó al cerebro del censor:

“…La gran mujer Sofía Loren /  tiene el problema / que su esposo no la entiende. /  Por tener un hijo daría millones, / pero el marido no atina con lo que tiene. / La reconoció un Dr. por si la vena orta / y vio que era este buen Sr. de talla corta. / Con los divorciados que hay allí (en Italia), / vente “pa” España, hermosa, / que aquí vas a tener / hijos y hasta carnet de numerosa.”

5) Y el colmo de los colmos lo marca este cuplé ante el asombro del autor, que no sabía cómo iba a rimar lo que el censor le decía:

“Dicen que al llegar un cohete a la estratosfera / los cuerpos flotan al aire porque no pesan. / Y ahora yo me pregunto: cuando esos hombres / tengan que hacer la caca, cómo se ponen. / Si flotan en el aire, la escupidera / también estará flotando como cualquiera…” La censura dijo que de caca nada y puso un pie de nota en el que le dice al autor que tienen que sustituir “hacer la caca” por “hacer pipí”. Increíble, pero cierto. Hay muchos ejemplos más. Ya ven que cualquier tiempo pasado no fue mejor.

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