Juan Ignacio Vallejo, director del Museo de Cádiz desde el pasado mes de mayo, es una persona que transmite mucha paz y que tiene muy claros cuáles son las funciones y objetivos a corto y medio plazo para el museo gaditano. Lleva nueve meses en el cargo y como primer balance considera que “han sido unos comienzos muy positivos, que me han permitido coger el pulso a la institución, a la dinámica que lleva. He podido ver la situación de la cultura en la ciudad y en la provincia, aunque aún me queda mucho que valorar”. Ha establecido contacto “muy estrecho” con colectivos y personas que se muestran interesadas por el mundo de la cultura. Pero en ese mismo balance Vallejo considera que le queda profundizar en las prioridades y las necesidades que hay.
Llegó al cargo cargado de “ilusión, aparte de que era el primer museo donde trabajé, donde me había criado, y de los primeros que conocí. Esa sensación idílica se llenó después de realidades y ver qué cosas quedaban por hacer, que aunque se hace mucho a través de equipos y durante muchos años, tras la ilusión llegó la toma de contacto con la realidad”.
El anterior director del Museo de Cádiz, Juan Alonso Sierra, le habló de la importancia de mantener “la ilusión, las ganas por mantener la cultura de la ciudad y la provincia”.
A la hora de analizar el Museo de Cádiz, Vallejo considera que cuenta con muchas “potencialidades. Tiene un equipo humano magnífico; tiene unas colecciones estupendas, no sólo a nivel local y provincial, sino que también tienen mucho que decir a nivel nacional e internacional”. Como ejemplo puso la sección de Bellas Artes, con la colección del Barroco o la colección de Arqueología Fenicia, que es “una de las más importantes del mundo, me atrevería decir”.
En cuanto a las carencias, “necesitamos seguir creciendo en instalaciones, en el equipo humano, en la relación con el público y poder comunicarnos y establecer diálogos productivos con nuestro público”. Queda mucho por hacer en este apartado con el público, pero “hay que establecer líneas de comunicación y ofrecer el aperturismo de una institución lleva su tiempo, no sólo porque requiera del equipo humano, sino que tenemos la limitación de llegar hasta donde se puede con lo que se tiene”. También el público tiene que tomar el pulso al Museo, dice Juan Ignacio Vallejo. “La gente tiene más ganas de museo de lo que pudiera parecer. La gente se ha volcado y se ha interesado mucho por las cosas que hacemos y por las propias colecciones. Tenemos que seguir trabajando en esa apertura, que la gente conozca lo que es el Museo, y que el Museo sirva de excusa y plataforma para encontrarse con el patrimonio tan rico que hay en la provincia. Que sirvamos como mecha o como catalizador”.
Para todo tipo de público
Es consciente de que entre el Museo y los ciudadanos siempre ha existido una “barrera de cristal, que impide que la gente se acerque porque cree que no es un mundo para ellos”. Sí es cierto que “cuando hablamos de público tenemos que abrir los abanicos para darle la oportunidad de elegir libremente venir o no al Museo”. No puede haber barreras “psicológicas”, debe tenerse como una de las opciones dentro del ocio. El público debe saber que “el museo existe y que es una forma de cultura y de ocio distinto”. De ahí, relataba Juan Ignacio Vallejo, que quieran llegar a otros públicos con el que han empezado ya a trabajar: por ejemplo, el público familiar, “al que hay que darle cabida, a las nuevas generaciones, son los que preservarán el patrimonio; y además, se deben sentar las bases de una comunicación intergeneracional. Que los mayores se comuniquen con las nuevas generaciones”. “Queremos que el Museo sirva de foro”, teniendo en cuenta las propias limitaciones que conlleva esta institución.
A su juicio sí que se echan de menos quizá unas instalaciones más modernas que ayudaran al acercamiento con el público, e incluso poder ampliar el equipo humano, que “permitiría que llegáramos más lejos”. No obstante, “es importante ir trabajando con las herramientas de las que uno dispone. Uno tiene que trabajar con lo que tiene, sin perder de vista todo aquello en lo que podría ir mejorando”. No le preocupan los rankings, aunque tal y como sacó Viva Cádiz hace algunos meses, su presencia en redes sociales como twitter e instagram lo estaba posicionando en los primeros puestos. A Vallejo lo que le interesa es “encontrarme a gente por la calle que me comentan las actividades, que quieren venir y no pueden, o que han ido y les gustaría volver a repetir la experiencia”. Los termómetros que maneja son más “subjetivos”, participantes en las actividades del Museo de Cádiz que permiten que pulse la realidad.
La promoción fuera de los límites de la provincia se realiza a través del propio personal del Museo, que acude a distintos foros para abordar cuestiones como la difusión en redes sociales, la propia difusión de los fondos, o sobre nuevas iniciativas culturales, con la participación social y sobre todo “escuchamos y vemos qué se hace en otros sitios para aprovecharlo para nuestra provincia”. De cara a la próxima temporada, el director del Museo y su equipo tiene previsto volver a centrarse en temáticas concretas que harán de hilo conductor para abordar dicho tema desde distintas perspectivas.
Como novedad ampliarán el tiempo en el que abordar esas temáticas. Durante dos meses se ofrecerán este tipo de actividades. Para ello “hablaremos de la luz en la historia, en el arte; también la relación con el mar, con el comercio, la pesca, sus habitantes: Otro de los asuntos que tienen programados es la relación con otras artes escénicas, con la música, la literatura. Y usaremos el museo como punto de partida”. La intención es trabajar con otros públicos, como por ejemplo el público infantil con dificultades, a la tercera edad, a un público que tenga dificultades sensoriales, cognitivas... Por el momento, se está llamando a puertas, pero ganas no le faltan a un equipo de personas que ya viene demostrando qué son capaces de hacer.
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